La frase del mi hermanu quiero decir y no oír resume la esencia contradictoria de las personas, que prefieren criticar al ser amado y no oír reproches sobre él. Vale para los amores, para las familias, para las empresas, para todo lo que uno quiere y estima.
Por ejemplo eres el primero que sufres y lamentas los errores de la página web de tu empresa www.renfe.es. Supones que muchas críticas son bienintencionadas, que pretenden la mejora de la empresa y no su hundimiento, es el caso de las críticas sindicales y de algunas críticas periodísticas, pero han de venir sustentadas en un mínimo rigor.
Cuando hace unos días leíste que se suprimían determinados trenes y sabías que era falso, no te extrañó que el firmante de la noticia fuera un periodista de pluma alegre aunque supones bienintencionado por artículos y presentaciones anteriores, pero hay amores que matan.
Por sacar conclusiones equivocadas de un error de la página web y no contrastar la información, sabías que su penitencia sería reparar al día siguiente. Así fue, sin que apareciera la palabra rectificación por parte alguna. Lo que no esperabas es que como penitencia le hubieran encomendado renombrar a la estación de Gijón Sanz Crespo con el nombre del obispo de Asturias Sanz Montes.
Exactamente eso es en el pecado llevar la penitencia…episcopal.
1 comentario:
Pero la primera noticia errónea también es la mínima penitencia de la Renfe por no haber puesto a la venta esos trenes, que empezaban a circular el 23 de junio, hasta la tarde del día 20 de junio. En este caso creo que la penitencia es leve y se verá complementada por la pérdida de recudación al haber optado los pacientes clientes por otro medio de transporte, ya que en página web no figuró ninguna nota orientativa hasta el día anterior, símplemente los trenes no aparecían en la oferta comercial.
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