Lo (auto)prometido es deuda.
Recuerda estos días la prensa que hace veinticinco años el Oviedo subió a la Primera División del fútbol español después de una dolorosa travesía por el desierto de la categoría de plata.
Pese a que tienes para algunas cosas bastante buena memoria, la nebulosa oscurece muchos datos del pasado. Crees recordar con quién y dónde celebraste/sufriste el último partido de promoción que el Oviedo disputó en Palma de Mallorca. Fue en la cafetería Wolf, que frecuentabas a veces entonces sin saber que la regentaba un conceyón.
Las fotos de la época testimonian el emocionante viaje, glorioso si nos ponemos épicos, entre el aeropuerto de Asturias y el centro de la capital. En aquel tiempo vivías en otro piso, desde donde se veía la llegada de la autopista a Oviedo antes de que levantaran unas viviendas junta a una rotonda. Crees recordar haber visto el autobús desde el salón, cómo se acercaba al entronque, cómo avanzaba por la calle General Elorza, las banderas y bufandas azules, los cláxones y las bocinas, pero no estás seguro porque a lo mejor estabas trabajando o lo viviste a pie de calle.
Quieres señalar con todo lo anterior tu frustración por el olvido de vivencias y detalles, y la admiración por las personas mayores que, sin necesidad de hemerotecas ni fotografías, recuerdan perfectamente hechos y fisonomías de gentes desaparecidas hace cincuenta años. A ti, sin embargo, a muchos te cuesta ponerles cara.
Por olvidar, hasta te olvidaste de que eres sportinguista.
1 comentario:
la última frase es imperdonable,mejor que te lean los muiles.
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