LA JIÑOSA

Pese a las connotaciones negativas que a primera vista tiene esa palabra huidiza a toda clasificación, hoy toca recordar con tristeza el bloc de notas donde en su día quedaron registradas las peticiones de días de vacaciones o de permiso, las bajas por enfermedad, quién estaba previsto que sustituyera a quién, o a quién se había llamado por si estaba disponible para cubrir un turno determinado que quedaba en blanco.

Los proyectos se anotaban a lápiz. Cuando llegaba la conformidad o el enterado del sustituto, se escribía con bolígrafo encima. Si sobrevenía un imponderable se tachaba, y comenzaba un nuevo proyecto con nueva anotación a lápiz hasta que se podía cerrar virtualmente el círculo con un aspa o una marca específica para cada supuesto.  

El sistema servía también para la petición de un tren especial cargado de contenedores que tendría que salir, pongamos por caso, un domingo a las diez y media de la mañana de la estación de Viella. En el famoso bloc quedaba registrada, también a lápiz, la petición. Si la solicitud era en serio, después de las primeras formalidades pasaba a bolígrafo. Si se producía un cambio y el tren debía salir a la una de la tarde, se tachaba convenientemente la hora anterior, pero no del todo, para que se pudieran comprobar el histórico de una forma tan particular, antes de que se inventara la Rev. 00, la Rev. 01, la Rev.02 y sucesivas.  

Posiblemente cuando llegaron los primeros embates de la Calidad con su hermana pequeña, la trazabilidad, alguien pudo cuestionar esos métodos. No existía un modelo oficial ni de peticiones ni de cambios, ni para turnos ni para trenes, por lo que no quedaba constancia en ningún formato normalizado.

No mediaban cartas, ni correos electrónicos, pero el seguimiento de la historia podía hacerse perfectamente a través de lo que todo el mundo conocía como La jiñosa, que recuerdas hoy con más nostalgia que nunca, esquiva a los diccionarios pero tan implantada en su día en el Puesto de Mando de Oviedo.

(A Marcelino Campomanes, con cariño).