Hay muchas formas de enterarse de una muerte. No de las más habituales es que el reciente viudo te lo comunique en el portal cuando os cruzáis mientras tú bajas la basura y él entra después de pasar la tarde en el tanatorio:
- Que sepas que mi mujer, Auro, murió hoy. Te lo digo por si a partir de ahora me ves solo por ahí.
Sabías muy pocas cosa suyas, sí que eran una pareja a la que veías casi siempre juntos: en la biblioteca investigando algo mientras tú rabilabas en viejos ejemplares electrónicos de La Nueva España buscando esquelas o curiosidades; paseando por la calle; en el tren camino de Gijón algún fin de semana; en fotos de prensa con motivo de algún trabajo o presentación suya (de él) relacionada con investigaciones literarias.
Ella estaba o, mejor, había estado enferma. Hacía algún tiempo la veías cubriéndose la cabeza con un pañuelo, aunque siempre mantuvo el buen aspecto. Más tarde le creció el pelo y parecía recuperada. Le habías preguntado (a él) por su salud (de ella) en las escasas ocasiones en las que iba solo, todavía no desolado.
- ¿Pero estaba peor? ¿Era previsible?
- Qué va, todavía estuvimos en Oporto hace menos de un mes.
En cuanto vuelves a casa, en la página de esquelas de Internet lees “su desolado esposo” y nunca ese adjetivo te pareció más ajustado a la realidad. Solo, desolado. Ahí encuentras el motivo de la advertencia que te hizo, aunque de momento encuentres solamente una similitud fonética y no etimológica entre asolar/desolar (dejar el suelo arrasado) y soledad (solo, uno).
Por lo demás, no puedes evitar una meditación sobre la burbuja en la que vivimos en las ciudades. Por ejemplo, desconocías que la fallecida se llamara Auro, ni que fuera escritora, ni que trabajara en La Nueva España.
De todas formas, el anonimato también tiene su parte positiva: desconociendo el currículum de cada quisque y su “relevancia social”, se evitan artificiales pleitesías y se democratiza e iguala el trato sin necesidad de hacerse los encontradizos.
Descanse en paz.
2 comentarios:
esa esquela me llamó la atención ,no hace mucho tiempo.Saludos
Soy amiga de Aurora y José Luis. Has reflejado exactamente la desolación por la pérdida de Aurora que tiene José Luis y que compartimos todos. Gracias por lo que has escrito.
Isabel
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