Dedicas la mañana al día mensual de compra y farmacopea con tu madre. ¿Cortarán la carretera los mineros o los trabajadores del transporte? Es una aventura pero mañana puede ocurrir lo mismo, así que, inicias la marcha porque igual puede ser el miércoles, que el jueves que el viernes.
Llevas la batería del teléfono a tope, tal como recomiendan las autoridades para viajes largos, aunque éste sea de corto recorrido, y llevas el periódico por si la espera se prolonga. Sin novedad hasta Campomanes, donde te para la Guardia Civil para preguntar dónde vas. El corte es más arriba, así que te dan paso y llegas a Naveo para recoger a tu madre. Sin novedad en el resto del día pese a que sabes de cortes intermitentes en distintos puntos y amplio despliegue y movimiento de vehículos de la Guardia Civil de Tráfico con los que te cruzas arriba y abajo.
No da tiempo a meditar sobre los cortes y las reivindicaciones. Para otro día. Es una deuda/duda contigo mismo.
Después de comer repasas con tu madre algunos cantares y costumbres recogidos/as en el libro de MÚSICA DE TRADICIÓN ORAL EN EL CONCEJO DE LENA. ¡Qué memoria auditivo/oral desarrolló la gente de otras épocas! También para otro día añadir algo.
¿Qué hacer por la tarde? Visita al cementerio de Llanos y al de (H)Erías, los únicos que te faltan por escrutar del valle del Pajares. Siempre se encuentra uno con curiosidades funerarias, francesas en este caso. De esta visita se deduce que en Francia conservan costumbres desconocidas por aquí.
Otro apunte: esa tumba de María G. (1886-1950) que poca duda genealógica te aclara, pero alguien le sigue poniendo una flor.
Desde esa ladera del Pajares se divisa un extraordinario panorama de la opuesta, la del trazado ferroviario, con Malveo y Casorvía al fondo. Da gusto ver pasar un Alvia al fondo.
Tan pronto apareces locuaz como silente, según dicen, no siempre está el horno para bollos, pero en (H)Eros entablas conversación con un mudo, que ya es decir, que te lleva a una casa donde recuerdan aventuras culinarias de tu padre, cocinero oficioso en el Taller de Máquinas de Oviedo. Te cuentan una de esas miles de anécdotas perdidas: en una ocasión, guisando sus famosas patatas con carne, cómo ésta quedara un poco negra, la dio a probar a ese amigo, testigo directo.
- ¿Qué tal saben?
- Esto ye raposu.
- Sí, pero no digas nada.
Última meditación: ¡cuánto hay que callar por la buena marcha del negocio!
4 comentarios:
cambiaste el tamaño de la letra, menos mal que fué a mayor, que los años pesan en los ojos.
No entendi lo de las costumbres francesas!
Es Malvedo, lo del Alvia.
JMT
1º. Colgué la entrada con prisa sin revisar tamaño de letra y fotos. Corrijo.
2º Cierto. Estación de Malvedo, próxima al pueblo de Malveo, por aquello de respetar nombre oficial de la estación y toponimia.
Impagable la anécdota de lo del raposu y la foto de Casorvía
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