Si no hubiera muerto hace menos de un mes en accidente de tráfico la hija de ese amigo con el que tomas unos vinos por semana, a veces de mañana, a veces de tarde, mientras charláis animosamente de tiempos pasados, posiblemente no habrías escuchado nunca Radio Cucaracha, Radio QK.
Seguramente no te habrías enterado de que su otro hijo, el hermano, era el conductor de PK2, uno de los programas de éxito de la emisora alternativa, la emisora en la que esperarías oír, si la sintonizabas al tuntún, esa música que en el argot familiar, metes en el saco genérico de la música ratonera.
Si no fuera por eso, no habría llegado a tus oídos que el hermano iba a realizar un programa especial en recuerdo de su hermana, con piezas del folklore asturiano que guardaban relación con pasajes de su vida o del concejo de Lena: “Las Cuatro Polas”, “Cuando yo fui a Covadonga”, “Pasé el puertu de Payares”, etc.
Realmente es de una entereza y un aplomo encomiables que, además del hermano, el padre y la madre hayan estado a pie de micrófono y que según se emitían las canciones que iban saliendo en antena, fueran comentando qué representaba cada una de ellas en su vida y en la de Yoli.
Ganó un punto Radio Cucaracha, pero bien preferirías que hubiera seguido en la penumbra de las ondas.
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2012/03/20
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