Hoy se recordó en todos los medios el bicentenario de la Constitución de 1812, cada medio lo hizo a su aire, quien más quien menos arrimando el ascua a su sardina ideológica, intentando buscar lecturas que sirvieran para la actualidad del momento, incluso para el pequeño rifirrafe politiquero.
Te quedas con esa idea que oíste de pasada mientras te afeitabas: fue la Constitución que abolió la tortura.
Pasaron doscientos años y todavía hay quien la defiende. “A algunos asesinos había que apretarles las tuercas hasta que canten”, “Con la guardia civil de antes eso no pasaba, vaya si cantaban”, y frases por el estilo no reducibles únicamente al que sufrió cualquier desgracia en su entorno más íntimo.
Merecen un homenaje los políticos clarividentes que, con ningún apoyo popular, supieron abrirse camino contra viendo y marea, para derrotar ideas predominantes trasnochadas. Vale lo anterior para quienes dieron la puntilla a la tortura. Vale también para quienes en las distintas épocas de la historia, pelearon por la democracia, incluso cuando parecía que el pueblo no la demandaba. El pueblo, a corto plazo, se preocupa más por la cesta de la compra que por abstractas ideas de libertad, quizá por aquello de que Primum vivere, deinde filosofare.
2012/03/20
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1 comentario:
Lo también conocido como la Pirámide de Maslow... ;)
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