Tengo un vecino moroso. Al decir “un vecino moroso” no hace falta explicar más: es moroso como vecino.
Tiene su fama local. Sale a menudo en los medios en relación con sus actividades jurídicas, literarias y artísticas. Y no voy a escribir más. Vacío, hueco, fantasma. No te puedo imaginar más que como moroso. Defendiendo el rescate y la conservación de piedras de lejanos siglos, y dejando pufos a la Comunidad, o sea, al resto de vecinos.
¿Cuántos ejemplos habrá así de incoherencia?
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