LECTURA DE LA PRENSA. ESCRIBIR TONTERÍAS (Y OBLIGAR A LEERLAS).
Sin duda Maruja Torres está pensando en uno cuando, en LNE, dice así: “Estamos en una deriva irracional: hay mucha gente escribiendo y leyendo tonterías”.
Lo que sigue seguramente no son tonterías, sino cosas serias, por ejemplo estas frases, algunas pronunciadas por alguien que prefiere omitir. Otras no las oyó, pero bien podrían ser también enfáticamente declamadas, tal que así: “Los jóvenes tienen que ser parte activa del nuevo modelo de ciudad”. O “Las mujeres tienen que ser parte activa del nuevo modelo de ciudad”. O “Los emprendedores tienen que ser parte activa del nuevo modelo de ciudad”. O “La tercera edad tiene que ser parte activa del nuevo modelo de ciudad”. Por cierto, ¿cuál es el nuevo modelo de ciudad? Pues a saber, pero alguien proclamó tan enfáticamente alguna de las frases anteriores.
Tampoco es tontería seguramente esta otra frase: “La cultura de la sidra está viva; si se explica bien, atraerá más a los jóvenes”. ¿Estamos hablando del relato? ¿La vieja propaganda y el novedoso relato son lo mismo?
Otras palabras que no se quedan en tonterías, sino invitaciones a pasar de largo: “Las medidas de ahorro del Principado son un ejemplo de trilerismo político”. A uno le ofenden esos exabruptos.
Alemania limitará a 19 grados la calefacción en los edificios públicos. Hay una generación que nació sin calefacción en casa. A esos les costará menos volver a vestir jersey mientras se come o se cena. Quizá se pongan otra vez de moda las batas y los batines, esas piezas que a veces permanecían entre bolas de alcanfor por si había que ingresar en un hospital (que estará a 19 grados, claro).
No puede ser que ocurran estas cosas. Por ejemplo que los promotores de la explotación de una mina de oro en Salave lleven cerca de un año esperando por una resolución del Ayuntamiento de Tapia que habilite o rechace una licencia urbanística (se esté a favor o en contra, pero que resuelva); o por ejemplo, que Aller (Ayer) se quede de nuevo sin secretario municipal por renuncia del recién nombrado y por su vacante se demoren las licencias de paneles solares en sendos colegios. Si hay que volver patas arriba el esquema municipal, que se vuelva, aunque siempre haya funcionado así (de mal).
Sin embargo, en algo mejoró la especie humana si se llega a un cuidado tan esmerado y personalizado de las bestias, que abatir dos lobos ¡dos! en los Picos de Europa es trámite que deba autorizar la Ministra para Transición Ecológica. El perfil del lobo asesinable (quiere uno decir extraíble) debe estar bien definido porque no ha de afectar a dos cualesquiera sino a dos con nombres y apellidos, ya que ha de demostrarse que fueron esos y no otros los que provocaron daños al ganado y acreditar que se adoptaron en vano una serie de baterías de medidas que acabaron resultando inútiles.
Lee uno que el último día de las excavaciones de Lucus Asturum resultó de lo más rentable desde el punto de vista de la investigación ya que se descubrió un pozo usado como vertedero. Uno entiende que los recursos para la investigación son siempre escasos, que el arqueólogo necesita una paciencia infinita para dar con algo después de limpiar con esmero la zona escrutada, pero desconfía de los hallazgos providenciales de cara a la galería, léase grupo municipal mayoritario, oposición, contribuyentes, prensa. Por cierto, mientras uno visitaba el estand de Llanera en la Feria de Muestras se acercó un ciudadano a interesarse por la ubicación de Lucus Asturum y, ¡vaya por Dios! la azafata lo desconocía porque ese día estaba sustituyendo a la titular del mostrador.
Las aguas socialistas del Piles bajan revueltas. Algunos no quieren que Ana González repita como candidata a la alcaldía gijonesa, pero no leyó uno todavía qué alegan los díscolos, porque solo por ejercer un derecho democrático a primarias no puede ser.
La viñeta de El Mundo recuerda que en otros tiempos las buenas historias hacían sonreír y pasar un buen rato. ¿Alienación infantil? Bueno, si se entiende que la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, sí.
Acaba uno como empezó, dando la razón a Maruja Torres.
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LECTURA DE LA PRENSA. EL EDUCADO FERNANDO
En las páginas de Deportes de El País se fija uno en un reportaje sobre Fernando, el portero que supo esperar, tal como indica el titular. Fernando, de 32 años es el portero del Almería. Toda su vida deportiva jugó en categorías inferiores y a esta edad en la que comienza el declive (ahora menos) da el salto de su vida. El Madrid, finalmente, le metió dos goles pero uno se fijó en las declaraciones de uno de sus antiguos entrenadores, Fran Fernández, del Alcorcón, que lo definió así: “Es un deportista con un gran equilibrio mental, con mucha educación y saber estar”. Se sorprende y se alegra uno de que unas características que generalmente llevan al fracaso en la vida, a Fernando le hayan servido para triunfar. ¡Suerte!
Uno es un antiguo porque es de los que llevan todavía suelto: por si hay que aparcar en la calle (sí, hay una App pero obliga a tener secuestrado un saldo; y además igual no funciona la App en ese momento), para posibles propinas y porque le parece un esnobismo ridículo pagar una sidra con tarjeta. Sin embargo, lee uno que los artistas callejeros, manteros, mendigos aseguran que ganan menos que antes porque ya nadie lleva suelto.
Está uno conmovido por la noticia del reventón cálido, que ocasionó la muerte de un joven en la Comunidad Valenciana al caer sobre él la estructura de un escenario musical. Dice El País que se trata de un fenómeno muy difícil de predecir y localizar. Un meteorólogo facilita una explicación que parece comprensible al compararla con lo que ocurre cuando se hincha la rueda de una bicicleta, pero uno renuncia a entender el fenómeno físico porque aunque lograra entenderlo, a los diez minutos se le habría olvidado para siempre. Se queda uno con la idea de la dificultad de predecir y localizar tal fenómeno. De momento se endurecerán la normativa de instalación, y dentro de diez años, cuando se conozca la sentencia definitiva en el Tribunal Supremo, veremos a ver qué medidas definitivas se adoptan.
El País dedica un editorial al cambio climático. No es un editorial contra nadie. Es un editorial explicativo y uno cree que hasta moderado. Las únicas palabras que se alejan del tono moderado estarían al final del artículo; unas alusiones al “catastrofismo agónico de algunos sectores”. Merece la pena una reflexión.
Uno no tenía esta sensación, pero El Mundo lleva a portada esta noticia: Sánchez firma los gobiernos más inestables en 40 años de democracia. El presidente ha nombrado ya 40 ministros en cuatro años, que promedian 908 días, la mayor precariedad desde Suárez y sólo comparable al ocaso de UCD y Zapatero. El Mundo lo achaca a la política cesarista del presidente. Esa consideración entra dentro de la crítica política y uno ni lo cree ni lo descree, pero sí se fija en otro detalle y es de que hay ministros muy desconocidos por el público. Uno se examina repasando la lista de las caras y los nombres de los ministros, y si se los encontrara por la calle, al menos a seis no los reconocería, a algún otro diría la frase que uno heredó del propio padre cuando no le sonaba de nada (“Parece que me suena”), de otros tres no le suena ni el nombre, y eso que uno lee de vez en cuando algún periódico, pero igual se fija en el educado y pasado de moda Fernando y no en los deslumbrantes Luis Planas o en Diana Morant.
Une uno ahora dos noticias: el editorial-epístola dominical de La Nueva España que trivializa las medidas de ahorro de Sánchez por entender que desconfía de la capacidad de los ciudadanos para ahorrar, por lo que impone obligaciones en vez de consensuar comportamientos o fomentar medidas. No está de más recordar el anuncio de los años setenta: “Aunque Vd. pueda pagarlo, España no puede”. Hay medidas que si no se imponen, el ciudadano no las asume. La segunda noticia es un párrafo del catedrático Pandiello sobre la fusión de municipios. No recordaba uno este detalle, pero señala que Grecia, tras ser intervenida por Europa, ejecutó una reducción enorme de municipios para ahorrar costes y optimizar servicios como una nueva manera de organizarse como país. Seguramente si les preguntan a los griegos, tampoco querrían, pero se lo impusieron desde fuera. El examen final tendrá que celebrarse dentro de diez años, en frío, que es cuándo convendría preguntar a los griegos su aceptación o no de la forzada organización territorial.
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