En una reunión informal mínimamente programada con antiguos soldados del cuartel ferroviario de Valladolid, salen a relucir batallas no guerreadas, anécdotas no recordadas, historias de la imaginación. Oyes a veces rehacer pasados personales y colectivos y de tanta audición acabas por creer si no fuera que en reducidos petits comités se duda de elefantinas memorias hasta el siguiente encuentro formal o informal, cuando vuelvan a escucharse las repetidas historias nunca marchitas.
Por la noche lees unas páginas de “Las mocedades de Ulises” de Álvaro Cunqueiro. Vas por el capítulo de la excursión de Ulises y Alpestor, su criado, hacia una aldea cercana en la que Ulises tiene pensado luchar. Alpestor le da consejos sobre mañas y artimañas.
- Cuando Belías vino de Asia sin el ojo izquierdo, contaba en la plaza que lo perdiera luchando. Al soltarse de una presa vio tambalearse al contrario y, cabeza baja, lo embistió al estómago, pero el otro, ágil medo, lo esquivó con la mano derecha en la nuca. El ojo de Belías saltó en el mármol del gimnasio y rodó como una cuenta de vidrio.
- ¿Y no fue así?
- Aprende la lección, pero no fue así. Le picó un tábano mientras dormía.
2013/09/13
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
La vida puede resultar insoportable si no le ponemos un poco de imaginación, fantasía.... Embellecer ¿es mentir? nos mienten las mujeres cuando se embellecen con su maquillaje, con su depilación...? ¿acaso no nos gustan más así? Si no fuese por la literatura, que no es historia, nuestra vida sería mucho más monótona, más aburrida
Publicar un comentario