2012/04/20

EL CIERRE DE LA VOZ DE ASTURIAS

Decir que se veía venir no es nada nuevo. De todas formas a veces lo que se veía venir no acaba de llegar porque da la vuelta o remonta el vuelo.


La Voz de Asturias fue periódico de referencia de la izquierda asturiana, pero siempre tuvo que vérselas con un gigante, La Nueva España, periódico que durante décadas mostraba el yugo y las flechas desde su portada.

Cuando el ex seminarista Faustino Fernández Álvarez, ya prometedor periodista en la década de los setenta, fue a daros una charla al Semionario sobre la prensa, quizá en el año 73, contó un detalle que no se te olvida: no solo imperaba la censura formal, había otras formas de limitar la libertad de expresión, por ejemplo tasando los rollos de papel para las rotativas de la prensa díscola, entre las que despuntaba La Voz de Asturias. Este diario se hacía eco de protestas y actos de oposición al franquismo, con una excepción: los conflictos laborales del grupo de empresas del accionariado de La Voz de Asturias. En ese caso había que informarse a través de La Nueva España y leer entre líneas. Las cosas como son, y como fueron.

La Nueva España mantuvo su mercado entre el franquismo sociológico y tuvo el indudable mérito de adaptarse a los nuevos tiempos. Como periódico de mayor circulación, era el diario de referencia, no solo para las noticias, sino sobre todo para la publicidad comercial, para los anuncios por palabras de particulares, para las esquelas, y aunque su giro ideológico siempre fue más derechista que la sociedad asturiana, ésta apoyó en los quioscos al periódico del antiguo régimen.

En los últimos años La Voz de Asturias se deslizó por derroteros que la sociedad no respaldó, por ejemplo, cuando lo cogió el grupo Zeta. En esa época proliferaron titulares espectaculares, pura cáscara, porque en el interior no había nada. Hoy en el café, uno de tus amigos recordaba cuando en esa tipografía tan suya anunciaba “El PRINCIPADO GESTIONARÁ LAS CERCANÍAS DE ASTURIAS”, y en el interior ni una palabra al respecto.

Cuando en los últimos tiempos, se amparó en Público, salió perdiendo más todavía, pese al precio tan competitivo que mantuvo. Su signo izquierdista, sectario y panfletario no gusta ni a los suyos.

En cualquier caso, es una pena el monopolio de hecho de La Nueva España. Queda El Comercio, un gran periódico, que se tiende a asocial a Gijón, hecho que no se refleja exactamente en su interior. Sus expectativas no son nada halagüeñas, pero por el bien de la libertad de prensa, deseas el crecimiento de este periódico, que lees casi diariamente (muchas veces tomando una sidra si no hay tertulia), aunque, con sus defectos, el tuyo sigue siendo La Nueva España.

3 comentarios:

Alipio dijo...

Una pena, aunque estando Roures por el medio, no se podía esperar otra cosa.

Saludos.

Anónimo dijo...

Asturias se ha quedado sin voz, pero ya hace tiempo.
Juvenal

Sangin dijo...

Se acabo el órgano del Gobierno!!!
Lo siento por los trabajadores..o no...