
Al principio de la novela, como al principio de los tiempos, los matrimonios formados por Bittori y Txato por una parte y por Miren y Joxian por otra, junto con sus respectivos hijos, eran todo armonía, pero el Txato era un empresario del transporte y el hijo de Miren y Joxian derivó hacia el mundo abertzale con el apoyo de su madre y el silencio cobarde de su padre.
La crítica y las redes sociales destacan la valentía del relato y de la trama, la necesidad del perdón, la justificación del terrorismo, la dificultad del acercamiento entre las familias después del atentado. No lo discutes. La novela refleja una sociedad dividida y familias con pensamiento absolutamente dispar entre sus miembros. También cómo un asesinato deja una marca tan diferente en los familiares más directos. Los personajes, sin embargo, resultan excesivamente lineales y no hacían falta tantas páginas para para contarlo.
El cuadro merecía otro artista.
(Todo lo cual no es óbice para que estés agradecido por el libro, que fue un regalo de cumpleaños).
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