2017/08/27

PATRIA, de Fernando Aramburu

Comenzaste a leer esta novela en vacaciones y la terminaste hace unos días. La historia transcurre a lo largo de más de seiscientas páginas y mereció muy buenas críticas, pero algo tienes que apostillar al respecto. Una dieta de letras, diálogos y páginas no le habría venido nada mal, en particular para contarse como se cuenta, de una forma nada atrayente.

No discutes que el asunto sea cautivador: la dificilísima convivencia en un pueblo del País Vasco, particularizado en el caso de dos familias que eran amigas y se acaban alejando por sus diferencias políticas a instancias de la familia euskaldún, hasta el punto de que durante muchas páginas planea la duda de si el hijo independentista de una de las familias es el autor del atentado que costó la vida al padre de la otra.

Al principio de la novela, como al principio de los tiempos, los matrimonios formados por Bittori y Txato por una parte y por Miren y Joxian por otra, junto con sus respectivos hijos, eran todo armonía, pero el Txato era un empresario del transporte y el hijo de Miren y Joxian derivó hacia el mundo abertzale con el apoyo de su madre y el silencio cobarde de su padre.

La crítica y las redes sociales destacan la valentía del relato y de la trama, la necesidad del perdón, la justificación del terrorismo, la dificultad del acercamiento entre las familias después del atentado. No lo discutes. La novela refleja una sociedad dividida y familias con pensamiento absolutamente dispar entre sus miembros. También cómo un asesinato deja una marca tan diferente en los familiares más directos. Los personajes, sin embargo, resultan excesivamente lineales y no hacían falta tantas páginas para para contarlo.

El cuadro merecía otro artista.

(Todo lo cual no es óbice para que estés agradecido por el libro, que fue un regalo de cumpleaños).

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