Hay gente que no es capaz de pasar a segunda fila o dar un paso atrás, o al lado, que queda más fino y está de moda.
Garzón fue juez estrella, regular a juzgar por sus críticos, ya que por mucho abarcar no amarraba las pruebas y se le iban los casos en las siguientes instancias en aplicación de la presunción de inocencia. Se pasó a la política pensando que iba a acabar con los males del mundo a través de la redacción de las normas en vez de con su aplicación e interpretación, para lo que estaba más preparado. Los jueces están acostumbrados a decir la última palabra y que nadie les rechiste, mientras que los políticos están sometidos a debate y controversia. Garzón y otros jueces no se terminan de acostumbrar.
En cuanto a Llamazares, demasiados cambios de partidos. Lo que pretendió desde siempre es el liderazgo del nicho de votos situados a la izquierda de los socialistas. Pasó por diferentes fórmulas y formaciones. En los últimos años se vio sobrepasado por Podemos, que está fagocitando a IU, que también se deja fagocitar. En cuanto a la prisa por registrar la marca del nuevo partido o nueva agrupación o nuevo algo (porque Llamazares es un buscador de palabras extraordinario) da la risa. ¿Depende el éxito de un partido de que se llame Partido Popular, Ciudadanos, Podemos, términos todos ambiguos; y están condenados al fracaso partidos que no engañan al llamarse Socialista, Comunista o Conservador?.
Por otra parte, y para terminar, todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión, como Tamames, Verstryinge o muchos otros, pero ante circunstancias así, lo mejor es retirarse con dignidad.
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