2017/04/26

LA AGENDA RAÍDA

Vas a ver a una persona mayor a una residencia de la tercera edad, que antes fue de ancianos y que se fundó y conociste como asilo, y la encuentras repasando una vieja agenda con números de teléfono, desencuadernada, gastada y con tachones. Observas de refilón que algunos de los anotados murieron hace muchos años.

Mucha gente mayor sigue usando agenda. Si tienen paciencia, o la tienen sus hijos o sus nietos, la pueden ir actualizando cuando le regalan una nueva. En ratos muertos tachan nombres y cambian números de teléfono, pero los muertos ya no pasan a la nueva agenda, los muertos pasan al olvido. Parecida cuestión se te suscita en tu teléfono con la muerte de algún contacto.

Quizá cuando esta anciana visitada repase el listín y se encuentre con el nombre de un fallecido tenga un recuerdo para él, para su familia, para una fiesta en la que coincidieron, para un trabajo común que acometieron.

Tú mismo puedes vivir la misma sensación si te detienes a repasar fotos archivadas en el ordenador si no anduvieras apurado y pasando página fugazmente, de forma tan distinta a como la anciana del asilo pasa las páginas de la raída agenda.

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