Tomando una botella de sidra y pincho de picadillo en El Fontán, leías que a mediados del año 2013 la dirección de Tenneco anunciaba el cierre de la factoría de Gijón, que daba empleo a 230 trabajadores, y de hecho cesó en su actividad.
Meses después, para mediados de mayo está previsto que vuelva a fabricar al menos durante dos años los conocidos amortiguadores Monroy aunque con una reducción de plantilla de aproximadamente un tercio.
En estos meses se sucedieron variados episodios: intensa movilización laboral, recursos judiciales ganados de momento por los trabajadores, implicación de las autoridades comunitarias europeas (con destacada labor del asturiano Diego Canga, jefe de gabinete de Tajani, Comisario Europeo de Industria), sustitución de los negociadores de la multinacional.
Bien viene una dosis de moral sobre las indudables virtudes la lucha sindical y de la movilización ciudadana; bien viene la constatación de la utilidad de las instituciones europeas ante las inminentes elecciones; bien viene confiar en los papeles y en los informes que han de valorar las autoridades judiciales; por suerte para quienes van a seguir trabajando dos años, bien vino la crisis entre Rusia y Ucrania, ya que la multinacional había decidido trasladar a la zona parte de su producción. Todos pueden cantar victoria.
Tenneco dio dos años de plazo, serán los que sus ojeadores dan de plazo para la normalización en Ucrania.
¿Quién tenía más razón? ¡Quién lo sabe!
Al servicio de quien me quiera: Porque sí y porque sé
Hace 22 horas
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