Te comunican que un señor muy enfadado llama al teléfono de atención al cliente para quejarse de que el tren que tiene su salida de Avilés a las 15:18 partió con unos segundos de adelanto.
Como los tiempos avanzan una barbaridad, no tardas en comprobar que el viajero puso su tarjeta sobre los tornos que abren las compuertas a las 15:18:10. Cuando llamas por teléfono al interesado para aportarle ese dato, insinúa que la esfera del reloj marcaba las tres y dieciocho minutos y que el tren ya había salido.
Quizá en lo sucesivo haya que precisar los segundos en los horarios de los trenes, es decir, poner que la salida no es a las 15:18:59 sino a las 15:18:00.
Al comentar el caso al receptor que soportó la bronca telefónica, disculpa al viajero indicando que nadie quiere tener la culpa de nada y te remite a Sartre: “El infierno son los otros”.
4 comentarios:
Interesante. Para otra vez en vez de ir a Sartre, remite al cliente a nuestro Sastre, Carlos. Qué lo mismo le hace un traje.
Apostillo, lo que dice Miner y añado
"el tren no espera".
Cuando el sale con retraso se protesta y con razón. Cuando el tren sale a su hora también se protesta!!!!!! Nunca llueve a gusto de todos. En los cursillos de calidad seguramente se enseñe a tratar a los clientes, a darles la razón como principio ¿cuánto tiempo hay que estar en el aeropuerto, antes de la salida del avión?
Recordemos que los relojes adquiridos por cercanias tienen las agujas en diferente plano que la escala de hora y depende del angulo con que se mire puede haber una variacion de dos minutos arriba o abajo.
El de Fuencarral
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