2025/06/30

LA ODISEA, de Homero

 Había leído uno la Odisea a la edad de dieciséis o diecisiete años. No es lo mismo que leerla ahora. Cuando uno afronta demasiado joven esa obra monumental de la literatura universal desconoce muchos conceptos que solo se adquieren con el poso y el paso de los años. Aunque antes de una primera lectura haya uno intentando ilustrarse con una enciclopedia, la marabunta de personajes mitológicos, sus parentescos y sus particularidades abruman al lector bisoño, que no sabe si ese personaje que aparece por primera vez es secundario y se puede pasar por alto o va a resultar central, para en ese caso fijarse más en sus ‘aladas palabras’, como tantas veces se repite a lo largo de la obra.

Muchos pasajes de la Odisea forman parte de la cultura occidental, pero en una lectura juvenil todavía no hubo tiempo de saber que eran tales mitos y se corre el riesgo de pasarlos por alto: Penélope tejiendo y destejiendo su tela, Sísifo subiendo la pesada carga a la montaña, cómo sortear a Escila o Caribdis, el canto engañador de las sirenas. La Odisea es un libro para disfrutar en la madurez de la vida y para quedar maravillado de cómo se pudo concebir y escribir una obra así en los albores de la civilización griega.

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