2024/03/14

LECTURA DE LA PRENSA. DEL 18 AL 29 DE FEBRERO

 LECTURA DE LA PRENSA. LA TELEVISIÓN DE ALTA DEFINICIÓN

Uno recomienda la lectura, generalmente ponderada, de Pedro de Silva. También el breve artículo de hoy. No pretende uno hace de un problema suyo (o de los suyos más próximos) la preocupación número uno de ningún gobierno, ni de ninguna corporación, ni siquiera de ningún amigo, pero para enmarcar la cuestión económicamente (que es la medida general de las cosas) sirva una carta que se está recibiendo en los domicilios de los afectados.
Con motivo de la implantación, alrededor del año 2010, de la TDT, el Principado asumió aproximadamente la mitad del coste de la instalación, que en ese momento, redondeando, ascendió a cuatrocientos euros, es decir, subvencionó doscientos. Si ahora aquellos equipos resultan obsoletos por los avances técnicos, ¿procede una nueva subvención en el mismo porcentaje, procede una subvención total ya que se trata del cambio de un aparato que quedó obsoleto, o no procede nada y que cada palo aguante su vela?
El Principado habla de dos mil afectados. A uno le extraña que sean tantos, porque desde entonces, algunos avances tecnológicos permitieron suplir la carencia de señal de televisión, que puede ser sustituida, total o parcialmente, por otras tecnologías y otros artilugios. Pero para manejar estos artilugios, a base de menús digitales e interactivos, quien, por el devenir de los años, tenga los dedos muy gordos y torpes, queda imposibilitado para acceder a estos canales técnicos alternativos.
¿Merece la pena este lamento por la frustración de no poder ver “El Picu” o programas de este nivel?

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CADENAS
Uno manda, por evidente descuido, algún mensaje no del todo perfilado, con palabras trastabilladas por el autocorrector (y por la propia desidia, porque siempre se pueden perder unos segundos antes de dar al intro). Y también las recibe y admite con la esperable comprensión. Eso se entiende. ¿O no se entiende?
Lo que a uno le ofenden muy mucho son los mensajes con pretensiones de cadena que corren y se difunden con un desprecio absoluto de las más elementales reglas ortográficas. También, ¿por qué no decirlo? cuando se reenvían cadenas con un descuido palmario de la puntuación. Que al creador de la cadena le preste un montón, valga, pero ¿no hay ningún eslabón que corte tamaño dislate? ¿O ye igual?
Uno jamás reenvía una cadena de esas, así contenga el mensaje más simpático del mundo o una idea con la que esté absolutamente de acuerdo, porque la vista se resiente y asusta.
Y no habla uno de esos mensajes en los que se escribe k porque o se cuela una letra de más o de menos, o falta una tilde en un mensaje de cincuenta palabras (pero sí cuando sobran o faltan cinco en un texto de veinte).
¿Es elitista uno por eso? Bueno, se admite pulpo como animal de compañía. Y la penitencia que me fuera impuesta, amén.

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LECTURA DE LA PRENSA. TRENES. ABALOS/KOLDOS. INCENDIOS
No recuerda uno que ningún presidente autonómico ni autoridad menor ni mayor haya asistido nunca al chupinazo inicial de la fabricación de tren alguno, pero el de Asturias estuvo presente en Beasain en el parto de la primera pieza de ese tren que sí va a caber ahora por los túneles. Y aquí quiere llegar uno. ¿Los trenes cabían o no cabían por los túneles? Como la verdad se rige por criterios democráticos (es decir, es verdad lo que la mayor parte de la gente y los opinadores creen que es verdad) y no por criterios ontológicos, los trenes no cabían por los túneles y así será para siempre jamás. Ni políticos ni opinadores ni críticos de mayor o menor fuste se pararon a escuchar la versión oficial, que ya fue pronunciada en su día, pero se arrinconó porque no daba juego y había que mantener la jerigonza y los chascarrillos. Lo cual no quiere decir que las cosas se hayan hecho bien porque se hicieron mal. El que quiera saber la verdad que pinche este enlace a partir del minuto 1:40. Solamente perderá un minuto y pico.
¿Los titulares de la portada de El País y los titulares de las páginas interiores los redacta la misma persona? Evidentemente no. En el que ahora ocupa a uno, el titular lo redactó claramente un asturiano (con tendencia innata al loísmo), mientras que el del interior pudo redactarlo alguien de Sahagún de Campos, pongamos por caso. ¿Es eso lo más importante del caso Ábalos/Koldo o Sánchez? Es un chascarrillo, claro, porque uno también se apunta a los chascarrillos. A uno le parece fatal la postura de Ábalos, pero también le parece fatal la amnistía general. Ahora resulta que Ábalos, en el Grupo Mixto, puede resultar determinante para la aprobación de políticas y acuerdos. ¿Avalará uno a los abalistas si votan (por despecho, como se espera) contra las políticas gubernamentales? La política hace extraños compañeros de cama y de amoríos.
Dos cosas del trágico incendio de Valencia. Una es un recuerdo personal. Se habla ahora de que la normativa actual contra incendios no contemplaba la obligación de compartimentar determinadas partes de los edificios para evitar la propagación del fuego. En una fecha que uno no recuerda, pero que sería hacia 1988, el entonces responsable territorial de Renfe en Asturias comunicó a uno que había una plaza para un titulado superior en Madrid relacionada con la autoprotección. Aunque uno finalmente no concurrió a la plaza, sí se preparó concienzudamente por si acaso y recuerda que ya de aquella la norma básica de edificación obligaba a realizar compartimentaciones, instalar puertas ignífugas, y una serie de obligaciones que tuvo más o menos presentes desde entonces, hasta el punto de que por ejemplo, en el edificio en el que uno vive actualmente, la puerta que accede a los garajes no ajusta del todo porque los años desgastaron el muelle y nadie instó una revisión (el que lo pidiera sería un pijotero), pero siempre lo tuvo uno presente. Hoy más.
El segundo apunte es que la actuación de los bomberos que, con toda España por testigo, liberaron del fuego a dos personas encaramadas en lo alto del edificio es digna de aplauso. Pero hubo otras actuaciones que a saber en qué quedan. Lo malo es que serán juzgadas (la sentencia definitiva, dentro de diez años) desde la frialdad de los despachos y del tiempo.

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