concejo de Mieres. Tres horas, incluyendo los desplazamientos. Tienen en común haber sido reconstruidas entre 1920 y 1930, y haber conservado ambas alguno de sus elementos originarios. En ambos casos, la construcción o la ampliación de trazados del ferrocarril o de la carretera determinaron la necesidad de su reacomodo y readaptación.
No sabe uno si la guía era la más cualificada con que se podía contar, si fue elegida a dedo por ser amiga de alguien o si tiene alguna plaza en propiedad que la acredita para realizar esa función. A uno le encantó cómo desarrolló la tarea.
Se trataba de una actividad más de entre las muchas que se están organizando a lo largo del verano. A algunas otras llegó tarde a la hora de inscribirse. Todas cuentan con un guía. Uno conoce a alguno, pero a la mayor parte no. Tampoco sabe con qué criterios se eligen las actividades, pero teme saber algo y predisponerse.
La guía de hoy pasó con sutileza por algunas cuestiones
espinosas, como la aplicación de la ley de memoria histórica con motivo de
alguna placa en la Rebollada o el papel que jugaron los fundadores de la
Fábrica de Mieres. Indudablemente otro guía más militante o con otra militancia incidiría en otros
aspectos.
Por cierto, le llamó a uno la atención que en el tablón
parroquial se expusiera el balance del último ejercicio económico de la
parroquia. Una casualidad: el párroco es hijo del dueño de la primera empresa
en la que trabajó la mujer de uno. Ya el padre era (es, porque vive) honrado y
bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario