En la novela mantiene el estilo paradójico de sus colaboraciones en la prensa.

Acabas por no saber si los diálogos tuvieron lugar en la realidad o son producto de la imaginación de algún personaje; se pasa del currículum a la biografía; se intercambian las personalidades; aparecen viudas que acaban no siéndolo; hay personajes que actúan solo con la parte izquierda del cuerpo para averiguar la utilidad de la derecha, pero a la vez se echa mano de recursos ortopédicos; hay hijos reales que sospechan ser adoptados, pero también hay adoptados ficticios y adoptados vocacionales; se intercambian los papeles entre el reportaje y la novela, el mundo de lo real y el mundo de lo imaginario; hay reportajes falsos y novelas verídicas; realidades notariales y realidades creadas por los notarios; Penélopes tejiendo y destejiendo; acciones en un Madrid que se parece a Praga o que ocurren en Praga realmente, vaya Vd. a saber.
En definitiva, los mundos intercambiables del periodismo y la literatura.
1 comentario:
Buenes noches, Luis.
El primer periodo de Millás escritor ye el que conozco.
Disfruté, entonces, con El desorden de tu nombre. Y, de forma sorprendente por lo bien que sabe o supo desentrañar el alma de la mujer, con La soledad era esto. Me sedujo aquel Juanjo Millás.
Salud y Saludos
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