2018/10/09

ANIMALES SUELTOS

Aclaras que en esta ocasión te vas a referir a los cuadrúpedos, no a los bípedos, así que no habrá dobles intenciones en este sueltillo.

Un día, yendo en coche a Gijón, casi llegando al viaducto de Somonte te encuentras con una señal de peligro de animales sueltos, con una leyenda en la parte inferior: 4 km. Inmediatamente pensaste ¿qué animales sueltos pueden brincar por ese  viaducto de cuatrocientos metros?

No podía ser. Tuviste la curiosidad de estar atento a comprobar dónde terminaban esos cuatro kilómetros y te encuentras con la sorpresa de que al final de este tramo hay colocada una nueva señal de animales sueltos, que puede indicar peligro en 3 km. o en 1,5. Los siguientes días de conducción por cualquier carretera fueron una obsesión: medir la distancia de los tramos. Estás por asegurar que las señales encadenan avisos de peligro sin solución de continuidad, pero para no resultar cansinos, en ocasiones modifican la leyenda inferior: 2,5 km, 4 km, 3,5. km.

Lo primero: te parece una corruptela inadmisible simplemente para evadir responsabilidades y derivarlas hacia el conductor ("Ah, se sienten, hay señal"). Lo segundo, ¿qué pasa si en estricta aplicación de las señales, un día los conductores deciden circular a 60 km/h a lo largo y ancho de las autovías asturianas ya que ondea en ellas las señal de bichos?. Tercero, ¿por qué no se ponen señales de jabalíes, que son los que realmente campan por sus anchas, ya que es difícil otear un cérvido?. Cree uno que las señales de corzos son como de broma, figurativas, abstractas; no así las creíbles representaciones de jabalíes, adscritas a la corriente hiperrealista.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay muchos animales sueltos. Unos con cornamenta que pueden dar grandes saltos. Otros, con grandes colmillos y poca altura, siempre implican un peligro si aparecen de repente. Hay que proteger la vida animal. Hay que mantener un equilibrio. Los animales de 4 patas se ven reducidos, acordonados y obligados a saltar de su habitad a territorios peligrosos para su vida y para la vida humana. Los gobernantes deben tener en cuenta el entorno natural adecuado a cada especie, pero están demasiado ocupados en llenarse sus bolsillos, en mangonear la vida de los ciudadanos.