Nunca habías oído hablar de Víctor Barrio. No sigues la
llamada fiesta nacional ni entiendes quién es bueno y por qué. Solamente fuiste
en una ocasión a ver una corrida de toros. Fue en la plaza de Marbella con un
grupo de amigos con los que coincidiste de vacaciones en una urbanización.
Tampoco recuerdas qué maestros hicieron el paseíllo aquella tarde, quizá Jesulín de
Ubrique, quizá también el Juli. Posiblemente lo hayas contado aquí en alguna
ocasión, pero en este momento no vas a revisar qué pudiste escribir antes,
tampoco crees haber cambiado de opinión: no tienes intención de
volver nunca más a una corrida de toros. Más allá de las estocadas o las
banderillas, es la puya del picador la que te produjo un rechazo definitivo. Lees
en internet que, situada al final de una vara, tiene forma de pirámide
triangular, midiendo cada lado dos centímetros y la altura, 2,9 hasta un tope
para evitar que se inserte en la carne del toro más allá de ese tope. En directo te
pareció mayor, quizá porque los borbotones de sangre gorda hacían mayor la
puya.
Los defensores de la lidia acentúan su lado artístico. No
lo discutes. Puede existir un arte antiético y no sería el único caso del
mundo. También valoran la trascendencia económica de la fiesta
nacional. Tampoco pones en cuestión los números. Hay que ir acabando con ese
espectáculo por muy representativo que haya sido de una parte de nuestro
pueblo.
Dicho lo anterior, lo que de ninguna manera puedes admitir
son los mensajes denigrantes dirigidos contra el torero muerto y su familia.
Sin embargo, esos y otros que se producirán inexorablemente cuando muera el
siguiente torero, acaban calando en la sociedad y minarán la defensa de la lidia hasta hacerla desaparecer.
No sería la primera vez que actos denigrantes consiguen
directa o indirectamente el objetivo.
2 comentarios:
Toros, vacas, cerdos, ovejas, caballos, gallinas y otras especies mueren diariamente a manos del hombre para comer su carne. Los matarifes podrían decir algo sobre el sufrimiento del animal. Cuando la muerte se convierte en espectáculo, se puede atentar contra la sensibilidad personal y bastaría con no verlo, con no asistir al espectáculo. Muchos disfrutan viendo los toros desde la barrera. El espectáculo es la muerte del toro y espectáculo es la muerte de torero y cada uno disfruta del espectáculo a su manera. Hay gente que se manifiesta en contra de las corridas y gente que se manifiesta en contra de la guerra. Si se transmitiesen imágenes reales de las guerras, la sensibilidad de muchas personas no la podría soportar y no lo verían. Podremos debatir si unos son asesinos, si son inocentes, si están justificadas las muertes, si el fin justifica los medios y entre preguntas sin respuestas sigue el imparable negocio de venta de armamento, aunque los medios no estén todos los días regodeándose en ello. La justificación del Ejercito es la guerra. Gastarse miles de millones de euros en armamento para desfilar el día de las fuerzas armadas me parece pecado, cuando en el orden social los que actúan son la policía y la guardia civil. Los soldados que van a la guerra saben que se exponen a morir y muchas veces mueren civiles que nada tienen que ver con los intereses del conflicto. Muchos soldados retornan como héroes y con pensión vitalicia por parte del estado. España no tiene conflictos bélicos propios, pero participa, por la organización a la que pertenece, con armamento bélico, en 'misiones de paz'. No lo entiendo. Si muere un profesional en la carretera por accidente laboral, no se genera tanta polémica, no se cuestiona si la carretera está en malas condiciones, si el conductor tuvo un despiste. Claro que su trabajo en sí no es un espectáculo como el del acróbata de un circo y ni siquiera el acróbata genera tanta polémica. Mientra se habla de los toros y de los toreros, no se habla de si el gobierno nos sube los impuestos a los ciudadanos, por ejemplo.
Me pregunto cuántos mensajes en las redes se escribirían hasta bloquear los servidores si Rajoy tuviera una muerte accidental. Ya hubo muestras de alegría por el puñetazo que recibió por parte de aquél joven. Si la hostia la hubiese recibido el señor Sánchez, todavía se leerían sus repercusiones. Si la hubiese recibido el señor Iglesias, podría alcanzar el carácter de atentado terrorista de la derecha para acabar con Podemos y sus secuaces. Peor fue lo del atentado del 11M en Madrid en aras de ganar unas elecciones. ¿El fin justifica los medios? ¿Cuántos políticos han sufrido en sus carnes atentados para quitarlos del medio? Junto a los políticos, están los periodistas que han recibido atentados para cerrar su boca, o joder su pluma para que no escriba. Un golpe de estado es peor. Franco, con los militares y la Iglesia, no fue el mejor gobierno para todos los españoles. Los militares y la Iglesia salieron perdiendo mucho con la democracia.
¿La vida del torero vale más que la vida del maletilla que salta a la plaza en busca de una oportunidad? ¿O la vida del torero vale más porque su cartel llena plazas y proporciona pingües beneficios a unos y otros? ¿O es la pérdida del arte taurino personalizada en el torero la que se llora? ¿Se lloran los muertos por asta de toro en los encierros de Pamplona? Hay quien se manifiesta en contra de los encierros, pero desde Hemingway y Welles la ciudad no ha tenido mejores promotores de la fiesta internacionalmente. Y la ciudad tiene sus ganancias. ¿Crueldad animal o beneficio?
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