Será verdad que el trío de las Azores tiene alguna
responsabilidad (para cierta izquierda, toda la responsabilidad) en los
atentados que estamos sufriendo en el mundo occidental a manos islamistas a
raíz de la intervención occidental en la guerra de Irak. Los atentados son tantos
que solamente conservamos en la memoria los más recientes o los más sangrientos.
Las posibles causas remotas o menos remotas no convierten en
comprensible el atentado terrorista de Niza. Alguna izquierda, tan escrupulosa
ella, poniendo todavía en duda la relación entre este atentado y el islamismo,
se autoflagela por vivir en una sociedad con muchas desigualdades pero parece
contemporizar con la radical violación de derechos humanos que aspira a imponer
el Islam en todo el mundo en esta guerra sin cuartel que tienen declarada.
Hay quien dice que olvidamos otros atentados tanto o más
sangrientos que se producen en otras partes del mundo, pero parece lógico que
los medios locales dediquen más horas o más centímetros de información a los
más próximo que a lo más remoto, pero eso ocurre con un atentado terrorista o
con un accidente local.
Volviendo a las
causas de este terrorismo, en España ya vivimos el comprensionismo con el terrorismo etarra, cuando durante mucho tiempo
pareció que se comprendían los atentados como respuesta lógica a la opresión
que el Estado español ejerció o ejercía sobre el pueblo vasco. Algunas de nuestras
instituciones, tan garantistas, lo pusieron difícil y durante mucho tiempo
pareció que el terrorismo iba a imponer sus tesis. Estos escrúpulos se
mantienen ante el terrorismo islamista.
Puede que en sus orígenes la sociedad europea, el diseño de
las naciones, la delimitación de fronteras, los asentamientos de las etnias, la
configuración actual de las clases sociales, etc. estén determinados por injustas guerras pasadas o recientes y que en su origen haya poca materia de angelical, pero
hoy por hoy difícilmente se pueda defender que haya otras regiones u otros
continentes donde se respeten los derechos humanos como aquí.
Hay quien denigra lo que tenemos y parece que desearía
regirse por otros principios. Nuestro reto es extender nuestros valores pacíficamente y defenderlos en nuestro ámbito con la mayor contundencia.
1 comentario:
Por querer algo mejor no debemos poner negro lo que tenemos. Los valores de una sociedad son los que le dan su identidad. Un extremeño se puede adaptar y vivir bien en Cataluña con otros valores y otro idioma y debe aceptar sus particularidades y también se puede adaptar a vivir en Francia, con otro idioma y otros valores y debe someterse a sus normas, pero el mundo musulmán tiene menos puntos en común con él que el mundo judeo-cristiano. Están muy bien las becas de intercambio de estudiantes. Nuestra guerra civil dividió España y hoy siguen las heridas abiertas. Los políticos son los responsables por avivar el odio de un bando a otro. No hay guerras santas contra los infieles. La lucha por el poder puede resultar paranoica. Turquía con Erdogan dan para un tratado de valores para la convivencia. Me alegro de estar en España, pero me duele ver que nuestros políticos no sean capaces de formar gobierno por el afán de poder. No debemos perder nuestras señas de identidad, nuestras costumbres, para abrazar otras foráneas que se entrometen entre nosotros. En nuestra Europa, en nuestra España, se ha conquistado una cierta igualdad sin discriminaciones ni por sexo, ni por confesión, ni por... y yo no apruebo el sometimiento.
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