La elección (o quizá designación) de quiénes han de formar parte
de las listas electorales de una coalición o de un partido llamado a la oposición en
una ciudad asturiana, aunque sea la más poblada, es una cuestión menor, pero no
por eso dejas de prestarle atención.
Aurelio Martín es un veterano político de IU nada
estridente, el político, no IU. No será chillón pero se revela como un contumaz
martillo pilón que quiere hacernos creer que una eficaz argumentación es el método
adecuado para cambiar la voluntad electoral, quizá siguiendo el modelo de las
extenuantes peroratas de los Fideles, los Hugos o los Franciscos de los buenos
tiempos.
Es el viejo truco, no exclusivo de la política, del que intenta
convencer a un auditorio de que su idea o su programa son los mejores y si no
ganan en las encuestas, y acto seguido en las urnas, se debe no a un mensaje intrínsecamente
rechazable, sino a un fallo de transmisión. Demasiado visto.
Avanza poco a poco el sistema de primarias, pero si no
triunfan los nuestros (los mejores, por supuesto) se debe a una deficiencia en la
comunicación. Si no sale a la primera, más comunicación; si no sale a la
segunda, se aumenta la dosis. Leña al mono hasta que cante.
1 comentario:
Después de 40 años de dictadura con el Generalísimo, nos cuesta entender qué es la democracia. Los griegos nos pueden enseñar, pero no los griegos actuales con Syriza, sino los griegos de hace 25 siglos. El gobierno de los mejores igual es una utopía, pero que nos gobiernen los que elija el pueblo, en listas abiertas, es más democrático que las imposiciones como hacía Franco. El poder corrompe y el que no es corruptible no le quieren en política. Podemos dar nombres. Llevaron al cielo a Carrero Blanco por lo que representaba cuando se luchaba por la democracia. Hoy falta pan para tanto chorizo, o dinamita para tanto... Se acercan las elecciones y no salimos de sota, caballo y rey. El comunista socialista Areces no es distinto en actitudes, tramas, abusos de poder, corruptelas... que los de más a la derecha. Vemos la paja en ojo ajeno y no vemos la hostia que nos van a pegar. Pero si la hostia nos la pegan los nuestros, la sufrimos con más dignidad, como las almorranas y en silencio.
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