Uno se va haciendo composición de lugar sobre la vida y
milagros de los demás, y ocurre lo mismo a la recíproca.
Hace tiempo en la bancada de una consulta médica
coincidiste con un joyero cercano a tu domicilio al que tienes comprado
alguna cosa, mayormente pilas para los relojes. A fuerza de pila y pila y de
cruzaros por la calle a horas casi siempre idénticas, dedujo de tu pinta que
eras profesor de academia y que cuando os cruzabais ibas o venías de la
academia. De resultas de coincidir codo con codo en esa espera médica, confesó que él había sido ATS, además de hijo de ferroviario. Desvelado el misterio,
cuando os encontráis te saluda a veces con un ¿cómo se portaron hoy en la
academia?
Hace tiempo un viejo conocido, que tampoco sabe mucho de tu
vida, te prometió un libro sobre Belmonte y al poco cumplió la promesa. Quedó en dejártelo en un bar
y allí permaneció una temporada. El del bar tampoco debía saber mucho de tus
andanzas porque cuando hablaron del libro pendiente, no pensó en ti porque se había
hecho a la idea de que, además de trabajar en el ferrocarril, llevabas algo de
seguros, todo porque das palique muchas veces en la barra con un jubilado del
ramo.
2 comentarios:
Y no hay como jugar al despiste. Que cada uno piense lo que quiera con tus conversaciones no demasiado íntimas. Para el caso... Podemos
Cuántas veces meteremos la pata pensando lo que alguien no es...
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