(Otra de
esquelas)
La práctica
totalidad de las esquelas incluyen la mención de que el finado recibió los
santos sacramentos y la bendición de su
santidad. No siempre fue así.
En los
primeros años del siglo XIX no había periódicos donde publicar las esquelas de
los difuntos de Puente de los Fierros. Si se anunciaban de viva voz, supliría
el aviso la anotación de sacerdote en los libros parroquiales, que se ocupaba más
de la realidad que de los formalismos estilísticos. Loa aficionados a los legajos
agradecemos, llegado el caso, la crudeza.
Es lo que
se lee en las observaciones referidas a algunos enterramientos.
- Julián
García en 1812: "Cayó de una pared. No recibió
sacramento alguno porque muy luego del golpe le sobrevino la muerte por
habérselo rompido (a lo que parece) los intestinos”.
- Francisco
Montero en 1813: “Enfermedad natural. No pudo recibir los sacramentos por
haberle dementado una fiebre fuerte y sin intermisión que a pocos días le acabó
la vida, que ha tenido siempre inocente en el común concepto”.
- Francisca de Celis en 1815: "Flujo fuerte de sangre de un parto. Aunque me se llamó
para confesarla fue tan tarde, que ya había expirado”.
- Josefa
Requejo en 1816: “"Enfermedad y muerte repentina. Tiempo había estado
enferma y los demésticos se disculpaban de este descuido con decir que pocos
minutos antes de su fallecimiento no indicaba el menor peligro ni tener más
novedad que en muchos días anteriores.”
Hoy día se
agradece encontrar algunas esquelas prudentes al no incluir cláusulas de estilo
que darían que hablar.
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