2014/07/25

APLAUSOS Y HONORES

Siguiendo el ritual te levantas pasadas las ocho de la mañana, te afeitas y mientras el resto de la tropa permanece en sus dulces o agitados sueños, según toque, coges las hamacas, las sombrillas y sus respectivos espirales hinca-arena y emprendes a buen paso el camino hacia la playa, donde hundirás los soportes, clavarás los palos, desplegarás o no las sombrillas según el viento reinante y, fecha la llabor, entrarás en un quiosco para comprar La Nueva España del día anterior y volver con ella al hotel, en cuyo hall darás el primer vistazo esperando el despertar de las bellas durmientes.

Quizá todo lo anterior sea un ritual absurdo, por ejemplo La Nueva España del día anterior, cuando a la larga sería más económico suscribirse a los increíbles precios de la edición electrónica. O será pachanguera la imagen del calvorote hispano de abundantes carnes camino de la playa.

Pero si no lo hicieras así, no te habrías cruzado con un grupo de jóvenes que después de alegre noche, te aplaudían desde la acera opuesta cuando te dirigías puntualmente a tu destino al grito de “Primera línea, primera línea”, y doblando el torso se inclinaron hacia ti como ante los grandes ídolos futbolísticos cuando se retiran al túnel de vestuarios tras espectacular faena.

Tras los desenfadados aplausos, ya estabas preparado para una plácida mañana leyendo al clásico colombiano entre chapuzón y secado.

1 comentario:

La_Nenina dijo...

Yo por haberlo visto...