La forma del Estado español es importante. Al día siguiente de proclamarse un nuevo rey o, si fuera el caso, un presidente de la república, habría que seguir yendo a trabajar, no se suspenderías las citas médicas, las plantas necesitarían su dosis diaria o semanal de agua y habría que seguir haciendo las camas y repasando los calcetines. Uno u otro rey, una un otra forma de Estado son decisiones que te afectarían a largo plazo, no sabes exacta ni aproximadamente cómo, pero seguro que de alguna forma. De ahí que sigas con actitud silente los dichos manidos sobre la nula importancia de la transición dinástica. ¡A mí qué más me da! Pues a lo mejor sí te da. Ni unas risas, por lo tanto, sobre la transición de estos días, pero la vida sigue.
La vida sigue y, como sigue. recuerdas palabras que parecen viejísimas sobre la disponibilidad. Como el PSOE está enfrascado buscando un nuevo secretario general y hay quien se postula, disparan dardos y palabras para que atrapen los oídos de los dirigentes afectados y lleguen, incluso amainados, al último militante o quizá simpatizante. Hay quien ve compatible la presidencia del gobierno y la secretaría general del partido y hay quien propugna incompatible la presidencia de una comunidad autónoma (de menor territorio y responsabilidad a fortiori) y la secretaría general estatal. Por lo que sea no les gusta la presidenta andaluza. Si fuera otra u otro, trastocarían el argumento. Con sus conciencia se lo coman.
No menos vieja es la polémica sobre el celibato sacerdotal. El Papa ya no lo considera dogma inamovible y abre la puerta a los matrimonios de los curas. Al dejar de ser dogma requiere una razón, que es la disponibilidad. La izquierda, tal alejada del clero pero opinante sobre sus cuitas, está en contra del celibato. Sin embargo, abandera la posibilidad de que los curas se puedan casar. El pensamiento dominante, ya que no puede encomendarse al dogma, apela a la disponibilidad, esa misma que algunas facciones niegan a los gobernantes socialistas autonómicos para hacerse con la secretaría general del partido. Contradictoria y curiosa interpretación de esta especie de ley de incompatibilidades.
2014/06/04
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1 comentario:
La vida de la polis es algo de que no debemos abdicar como ciudadanos, como contribuyentes, porque entre todos formamos Estado, Nación. El régimen político afecta a nuestro régimen económico, determina donde se emplea el dinero público: si se compran más aviones de combate, o más camas de hospital, por ejemplo. Que vivamos en una monarquía o en una república condicionará nuestra estilo de vida, nuestra calidad de vida. Sea lo que sea, lo debe decidir el pueblo, que ya no necesita ir al dictado de nadie (abdicar es dejar de dicar (predicar), decir o dictar (no es difícil conocer sus derivados) que todo nace de la misma raíz. Si la Corona deja de dicar, decir o dictar llegamos por este camino a la república). Tú te declaras monárquico y es muy respetable. Pero que no venga impuesto por esa tiranía de la casta corrupta
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