El follón debe ser descomunal porque hasta tu amigo el capellán está liado y eso que supones que no tendrá que transportar el altar al estilo de como Jesucristo llevó la cruz a cuestas. Otro amigo, este celador, tampoco pudo asistir a la comida anual por el mismo motivo, su propia cruz.
Hace unos días tu vecino de puerta, trabajador administrativo, no sabía si su patrulla seguiría en el viejo o finalmente bajaba para el nuevo. Le da igual por equidistante. Nadie les dijo nada y no se contemplaba su situación.
Tomas una sidra dominguera con un operario de informática del Principado, implicado en el traslado y hay matices a mejorar pero Manolín, el robot que reparte alimentos por las distintas plantas del hospital ye listu como un rayu, sabe el camino del ascensor y se para delante de cada puerta para que desde ahí se transporten manualmente las bandejas hasta las habituaciones. Los cacareados problemas de que no había señal de la cuarta planta hacia arriba se resolvieron con un repetidor. Su mujer, no la de Manolín, que es un robot, sino la del informático, enfermera, está encantada con las nuevas instalaciones aunque el vestuario deje mucho que desear todavía y su ropa tenga que dejarla en el coche por precaución higiénica.
En el tanatorio (cada poco hay que ir al tanatorio) coincides con varios coristas. La ajena al mundo sanitario comienza diciendo que como aquello fue un pelotazo, como todo, así estará. Que tiene un amigo médico que a él no le va a mandar nadie pasar a las PDA ni a los nuevos soportes ¿y si fallan? él seguirá con el papel y así lo tendrá difícil el perito calígrafo para descifrar sus jeroglíficos. Hacerse el imprescindible es una aspiración humana a considerar.
La del Simtron está encantada porque no tiene que trasladarse al nuevo hospital y queda adscrita a un céntrico centro de salud ya que próximamente la materia se descentralizará a nivel de centros de salud.
La de consultas externas también se queja de los deficientes vestuarios y de cableado visto, sin que sea muestra de ese diseño transparente que tanto se lleva.
Conclusión apresurada: para quienes tienen algo que ver o que decidir y para quienes resultaron beneficiados aunque fuera de rebote las cosas se hicieron y están haciendo razonablemente bien (aunque sus jefes y los políticos lo hicieron bastante peor). Para los opositores políticos y para quienes resultaron perjudicados también de rebote, un churro. Todos, unos y otros, son votantes y es un dato a considerar. ¡Qué mal lo haen siempre los políticos y qué bien los técnicos!
Quizá la conclusión se extensible al diseño de las carreteras, a la conservación de los bosques, a la concentración escolar y al ejército profesional.
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1 comentario:
Y dónde se aparcan los coches que llevan a los pacientes a las visitas? No hay marquesinas que marquen la parada de los distintos autobuses. CAOS
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