Los partidos nacen con una ideología intocable de corta duración con constantes mutaciones por efecto de estiramientos, encogimientos o desplazamientos. Lo mismo sucede con esos encuentros de los antiguos compañeros que iniciasteis la andadura ferroviaria en un cuartel de ferrocarriles.
Así funcionasteis unos cuantos años alterando el lechazo de Castilla, los pescados asturianos y los recios productos leoneses, sidra, riberas y prietos picudos.
Hubo un año de encuentro en la leonesa Ponferrada, con estatus especial. A partir de ahí se incorporó al grupo un gallego ponferradín. Un año de cita en Burgos ¿cómo dejar fuera a los mirandeses, de tradicional querencia vasca? Quedó anexionada Miranda. Avanzando por el norte, el siguiente paso fue Santander ¿cómo dejar a los santanderinos y, por proximidad, a los palentinos?
Empezaste hablando de los partidos y sus principios y acabas recordando los finales de las bodas, donde se danza al ritmo del cha cha cha del tren que va cogiendo (y soltando) vagones al paso. ¿Dónde terminará vuestro tren? A saber, pero lo bueno es que avanza por su vía.
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