2013/02/14

DIFERENTES DIGNIDADES

Como cuestión previa, partes del hecho de que no hay actividad industrial o comercial que se quiera implantar en parte alguna que satisfaga a todo el mundo, ni siquiera a la mayoría. Si no se alega impacto ambiental, se dirá que se malvenden nuestros activos materiales o culturales por intereses espurios.

Al leer estos días varias noticias y comentarios sobre el acuerdo que el magnate Sheldon Adelson firmó con la Comunidad de Madrid para construir en Alcorcón un macrociudad del juego similar a Las Vega, piensas en la escurridiza idea de la dignidad.

Ligas, en este caso, la dignidad al concepto de ciudadano libre, con derechos, bien alejado del súbdito de otros tiempos. Por desgracia, salvo para quien busca el nirvana o lo cree al alcance de la mano, la dignidad individual y el libre desarrollo de la personalidad se favorecen muy mucho si las condiciones materiales de la vida superan ese mínimo siempre movedizo y maleable por la geografía y la historia.

Comprendes que a quien siente la bota sobre la nuca, poca libertad le queda si quiere seguir viviendo. Sin llegar a tanto, tienes presente y comprendes a todos quienes tienen que admitir condiciones económicas o de empleo por debajo de los mínimos legales. Y a quienes soportan fábricas molestas o insalubres delante de sus viviendas si les ofrecen un puesto de trabajo dentro. Los comprendes a todos, uno a uno, aunque sean cuatro millones de personas en un país o en todo el planeta.

Comprendes menos, pese a que estructuralmente te parece lo mismo, a los gobernantes que por el presunto bien de un país o de una región llegan a pactos con un magnate o con una potencia extranjera y se avienen a modificar leyes nacionales en los ámbitos laboral, sanitario, medioambiental y cuantos hagan falta, para favorecer la implantación de una empresa. Un ciudadano particular muy necesitado puede renunciar a sus derechos individuales y hacer sus necesidades en una fosa séptica o vivir en el radio de acción de una central nuclear, pero esas mismas renuncias hechas por el Estado las ves incompatibles con la dignidad, aunque se obre de buena fe.

5 comentarios:

Isabel dijo...

Totalmente de acuerdo

Isabel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Isabel dijo...

Totalmente de acuerdo

Alipio dijo...

Apoyo el comentario. De acuerdo.

Pero ya sabes que los Semidioses de la política........

Saludos.

Anónimo dijo...

Vino el Mittal y no importa la contaminación. Las leyes españolas no le obligan a las multinacionales a reducir el impacto ambiental y a un coche no le pasan la ITV. Es mucho más perjudicial el humo del coche que las chimeneas del alto horno. No importa si las empresas buscadoras de oro destrozan todo lo que quieran. No importa si las empresas vierte al rio o al mar cualquier desperdicio. No importa que se tengan aceptar trabajos por un sueldo mísero, o que se tengan que prostituir sexualmente para poder comer o para promocionarse en el trabajo. Todas estas situaciones no afectan a la dignidad, ni al desarrollo de la personalidad, ni a la libertad, ni a la geografía, ni a la historia. Seguramente se encuentran mucho peor los trabajadores de una central nuclear, que las mujeres que tienen esclavizadas en un burdel, o una familias de parados que no tienen para pagar la hipoteca.