Camino del trabajo, por la tarde, pasas por delante de El Tizón, un céntrico y últimamente mediático restaurante de Oviedo, donde después de comer mismamente allí, alguna gente guapa se deja ver tomando café, copa y hasta el puro. Quizá después de algún efluvio se eleva la voz y los atentos caminantes oyen sin querer alguna frase suelta, por ejemplo la que da título a esta entrada.
Se lo decía un (por abreviar) directivo jubilado de banca a otro directivo también de banca, en este caso en activo y de otra entidad.
Rumias y rumias y vuelves a rumiar esa corta frase entre El Tizón y la oficina y piensas cuántas veces hablas de mas y aconsejas lo que no debes y a quien no debes, y qué bien estabas callado la mayor parte de las veces porque quizá el que da esos consejo gratis está entre quienes más motivos de preocupación incentivó entre los suyos (a lo mejor precisamente por culpa de los incentivos), pero los consejos son gratis y uno puede intentar labrarse o quizá restaurar una imagen con el riesgo de quedar como el Ecce Homo de Borja, es decir, peor que antes.
¡Ay, qué bien está uno callado!
1 comentario:
un jubilau de la banca
cafe, copa y puro
en este siglo?
no me lo puedo creer
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