2025/11/11

DE FACEBOOK. DEL 27 DE OCTUBRE AL 2 DE NOVIEMBRE

 LECTURA DE LA PRENSA. NOTICIAS ACABALLADAS.

Como ayer quiso dedicar uno su comentario casi diario a un único asunto, pasó a propio intento por alto otras noticias sorprendentes que cuelga ahora aquí, pero primero van las de hoy.
La primera es el artículo del director de La Vanguardia, que titula “Mazón ya tarda ya dimitir”. ¿Qué más hace falta?
También de hoy, un artículo en El País del catedrático de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid Manuel Cancio, “¿O delito o nada?” y se refiere a la diferencia entre responsabilidad política y responsabilidad penal al hilo de la dana valenciana. Además de denunciar que en España se suelen confundir ambas, es decir, que hasta que no hay condena penal no hay responsabilidad política, entiende que la responsabilidad penal de un cargo público en un caso así es difícil de demostrar por diferentes consideraciones. Y deja una frase que a uno le sorprende. Esta: “El delito de homicidio imprudente consiste en causar (en este caso omitiendo una acción de salvamento) concretamente la muerte de una persona por imprudencia grave. Hay que probar que esa persona tenía consigo su móvil, que estaba encendido y que habría atendido las indicaciones de la alerta que no se emitió. No hay un delito genérico de incompetencia máxima”.
Ahora van las de ayer, comenzando por el caso inaudito (o no tanto) de deslealtad institucional de los consejeros de Sanidad del Partido Popular levantándose de la mesa de Consejo Interterritorial de Salud donde se tratarían asuntos de interés general, aunque escociera políticamente el caso andaluz del cribado de cáncer de mama.
La siguiente, la perplejidad que a uno le entra por la postura numantina de los llamados miembros progresistas del Consejo General del Poder Judicial, molestos por el hecho de que la presidenta, que era de su bloque, no se hubiera alineado con ellos en alguna resolución. Uno no se lo puede creer.
La tercera es la viñeta de La Vanguardia, que va en la línea de las dos noticias anteriores.
La última es de La Nueva España, que también publicaron otros medios, y es que la Universidad Alfonso X fue vendida por más de dos mil millones de euros antes de llegar al Calatrava ovetense donde abrirá una sucursal. El fondo británico Cinven y el emiratí Mubadala adquieren el 70% del capital de la Universidad privada a CVC por el doble de lo que la compró”. Es una noticia decepcionante para un ingenuo como uno.

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LECTURA DE LA PRENSA. FACHOSFERA.
¿Pertenece La Vanguardia o, al menos su vicedirector, a la fachosfera?


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LECTURA (ENIGMÁTICA Y DESAPASIONADA) DE LA PRENSA.
¿El siguiente artículo periodístico es de un militante o simpatizante de la extrema derecha? Se aconseja leer el artículo. Después pueden escribirse en Google algunas palabras y fácilmente se despejará la duda, pero el ejercicio limpio es buscar al autor después, no antes.
La inmigración, la llegada de inmigrantes a Europa se está convirtiendo en un grave problema en muchos países europeos. En Italia, Meloni intenta llevar a campos de refugiados de otros “países seguros” a inmigrados ilegales que no vengan de países en guerra o con crisis graves. De momento, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha cuestionado el procedimiento. La primera ministra ha replicado que la «sorprendente» decisión «debilita las políticas para combatir la inmigración ilegal masiva y defender las fronteras nacionales».

En Alemania están estudiando medidas similares a las de Italia, que, en el fondo, consisten en la devolución de inmigrantes ilegales. En el Reino Unido se endurecen las medidas para legalizar inmigrantes y se les van a establecer una serie de requisitos para la obtención de un permiso de residencia permanente: idioma, cotización a la Seguridad Social, no haber recibido ni un centavo en ayudas sociales, y otros (algo, por cierto, semejante, no igual, a lo que ha propuesto recientemente el Partido Popular).

No hará falta enunciar más países europeos donde está ocurriendo lo mismo: idéntica complicación, reacciones semejantes. Los problemas son, fundamentalmente, de tres clases: un número amplio de ciudadanos que no tienen ocupación y que han de buscarse la vida de cualquier manera; el dinero o ayudas públicas -que sí es de alguien, de quien lo tributa- con que se subsidia a muchas de esas personas, y, a mi entender el más grave, cuando esa gente con cultura distinta quiere imponer o impone sus peculiares puntos de vista sobre el mundo -vestido y trato a la mujer, comida- o, peor aún, cuando logran constituir zonas donde la ley general desaparece y las autoridades no son las democráticas, sino las del grupo.

Frente a estos datos, hay un discurso que sostiene lo contrario: a) que los inmigrantes son todos “seres humanos” y que, por tanto, dentro del Universo, tienen el derecho a ir a donde quieran y nosotros la obligación de acogerlos y protegerlos; b) que, sobre no ser un problema, los inmigrantes vienen a sustituir en los puestos de trabajo a los españoles que no quieren esos puestos.
Únicamente con respecto a la teoría: ¿acoger a cuántos? ¿Un millón? ¿Cinco, diez millones? No hay límite. ¿Y cómo que vienen a realizar los trabajos que los españoles no quieren? Algunos, es cierto. Pero de la mayoría, ¿cuál es su preparación para acceder a puestos de trabajo de un mínimo requerimiento o especialización? ¿Cómo se conjuga eso con la falta de trabajadores en agricultura o construcción, por ejemplo?

Si ustedes siguen atentamente la prensa, verán que empiezan a menudear advertencias para que en los colegios se eviten menús que puedan ofender a los musulmanes o, incluso, que los alumnos no lleven de casa bocadillos que contengan esos productos. Esos «miramientos» o concesiones -a veces, reclamados con vehemencia o legalmente- comienzan a proliferar en otros ámbitos. Pero si tienen esto como cosa menor, piensen que la convivencia con los inmigrantes se ha vuelto explícitamente difícil en muchos pueblos de Cataluña y que hasta un destacado miembro del PP, reiteradamente aclamado por los votantes, exige medidas para una inmigración ordenada. Y, desde luego, en nada ayudan las noticias de que inmigrantes con orden de expulsión delinquen reiteradamente, pasan por el juez y vuelven a la calle.
Todo esto a muchos puede sonarles a exageración o a conservadurismo. Les hago una invitación: consideren esto desde otro punto de vista, el del voto y el poder. ¿Quién va a gobernar en muchos ayuntamientos, comunidades y, acaso, en España? Pues los partidos que están creciendo, y mucho, a base, sustancialmente, de denunciar la inmigración y sus daños. De modo que, aunque este sea un problema menor o exagerado en su valoración, objetivamente no lo es para un número creciente de españoles. De modo y manera que deberían ustedes reflexionar sobre ello. A no ser que anden en el juego político de que, si crece el “inaceptable” B, disminuye el “rival” A.

En todo caso, y mientras tanto, muchos de nuestros mejores jóvenes emigran en busca de mejores trabajos y oportunidades

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