Para que no te olvides quiso la desgracia que entre los cuentos que estás leyendo incluya uno, no de los mejores, este párrafo: "Por alguna extraña razón los allegados de los suicidas creen que son culpables de no haber prevenido el terrible desenlace de sus seres queridos y se mortifican, cuando no se culpan directamente, por no haber sabido ayudarles".
Tus sensaciones no son tan contundentes como las reflejadas por el novel (supones) cuentista, pero estarías absolutamente tranquilo si hubieras permanecido del todo ignorante de lo que se mascaba, si no hubieras recibido un Whatsapp cinco días antes del fatal desenlace, si no te hubieras pertrechado detrás del escudo, si hubieras movido una paja aun a sabiendas de que no tendría ninguna utilidad práctica para él y que te haría perder puntos ante ese cargo público que podría, si viviéramos otros tiempos y otros vicios (¿o no?) echar una mano al o a los necesitados.
Tiene razón tu hija cuando, al leer el hilo de mensajes, escribió. ¡Menudo cóctel molotov!
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1 comentario:
pues muy bien, aquí queda constancia de la secuencia que desconocemos. Y no seré yo quien voy a llevar la contraria. Si tu hija lo dice, punto redondo.
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