Hace unos días la prensa regional publicaba la mala noticia del cierre de Talleres Cubia, en el llanerense polígono de Silvota, con una plantilla de cuarenta y dos trabajadores.
La noticia es amplia e irreproducible porque en la web está accesible solamente para los suscriptores. Te quedas con una frase, que implica una selección y una valoración adicionales a las previamente realizadas por el redactor y/o por el editor: "Aquí había mucho trabajo, sobre todo con la Thyssen, pero hace unos meses decidieron prescindir de nosotros porque tienen una política de empresa en la que no realizan tratos con compañías que tengan algún tipo de conflicto laboral. Esa fue nuestra tumba", repasa un representante de los trabajadores.
También se refieren los trabajadores a la, en su opinión, mala gestión empresarial, que minó la estabilidad de la plantilla. Desconoces la problemática, pero te quedas con la frase que seleccionaste, en la que no sabes si poner el acento en el lamento por la conflictividad (¿con arrepentimiento?) o en la postura de la Thyssen, ya que no hace mucho entrevistaban al que fue su director de Recursos Humanos y posteriormente Consejero Delegado, Jesús Sanjurjo, que fue durante la transición Secretario Regional del PSOE astur. Decía en aquella entrevista-memoria que no recordaba haber realizado en su labor empresarial ningún acto que implicara una contradicción con sus principios.
Este breve comentario tuyo no es una crítica ni al sindicalista, ni a los gestores de los talleres ni al socialista reconvertido en directivo, simplemente quieres dejar constancia del difícil equilibrio entre la lucha y la negociación, entre los fines y los medios. Cuestión irresoluble en la que no hay más remedio que avanzar dando tristes bandazos.
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