No te resulta fácil ni cómodo definir tu parecer sobre la
situación griega. Las informaciones son abrumadoramente agobiantes, pero sesgadas
y seguramente interesadas. En asuntos así, se corre el riesgo de inclinar la
balanza del pensamiento por un prejuicio, una sensación o un comentario de un político
o un líder moral o de opinión o un diario de cabecera con intenciones no solamente informativas.
Otra cosa que te preguntas como simpatizante de la izquierda
es si tienes que estar con Grecia y contra la troika porque sí, porque es lo que
toca, o si hay que estar con Grecia porque tiene razón y está siendo o fue
esquilmada por nosotros, por los más ricos.
Siguiendo una teoría puramente igualitarista sin otras
connotaciones, si Grecia está en peor posición, el votante de izquierdas debería
apoyar su tesis, sin considerar cómo se llegó a ese nivel y si pudo realizar
otros esfuerzos.
Es curioso, al menos lo ves así, cómo estos años de atrás
Merkel era el ogro de Europa por querer meternos en cintura, mientras que desde
que comanda la firmeza ante Grecia ganó puntos en la valoración hispana.
Se da por cierto que los contables griegos del pasado
reciente maquillaron las cifras para poder ser admitiros en la zona euro, pero
también lo es que el engañado tiene su culpa porque no es un iletrado cualquiera.
Peor sería si nos dejamos engañar voluntariamente para poder invadir Grecia mercantilmente. Sea como fuere, las aguas pasadas no te parecen determinantes y en todo
caso, el balance es positivo para Grecia por las ayudas que siempre reciben los
países más necesitados, aunque sus opiniones públicas protesten siempre, como
hicimos nosotros en su día a cuenta de la pesca, del olivo, del vino o de la
leche.
Puestos a ser radicales, y en aras del igualitarismo global,
a quien habría que apoyar es a los países del tercer mundo, superando la
conocida barrera del 0,7% del PIB. Si te preguntan por el destino de tus
impuestos, prefieres mejorar las pensiones de Sierra Leona que las de Grecia.
En cuanto al conflicto de soberanías: la griega versus la de
los acreedores, te recuerda la pretendida polémica jurídico-sindical de años
atrás al hablar de los convenios colectivos de las empresas públicas: si esas
empresas tenían autonomía total para pactar los salarios o si había que ceñirse
a los límites anualmente marcados por el Parlamento en la Ley de Presupuestos. Para ti son casos muy parecidos.
1 comentario:
Una cosa es predicar y otra muy distinta, dar trigo, amigo. En pleno siglo XXI las dictaduras se siguen produciendo y a pesar de que la democracia avanza de forma pausada pero imparable por todo el globo, aun hay regímenes que exclavizan, torturan y asesinan a sus ciudadanos. Todos estos regímenes tienen dos características muy en común, la supremacía política total de un líder que aglutina en torno a su persona todo el poder y su pertenencia a ideologías de izquierdas.
Hitler era Nazional-Socialista o sea DE IZQUIERDAS.
La dictadura de Nicolae Ceaucescu fue sin duda una de las más crueles de todo el eje soviético. La familia Ceaucescu no tenía ningún reparo en vivir en la más absoluta opulencia mientras todo el país se moría literalmente de hambre.
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