Se informó con profusión de las circunstancias personales, laborales o escolares de todos los fallecidos, perfectamente identificados no solo con fotografías recientes, sino también con datos descriptivos de sus actividades. Nada que objetar. No encuentras, sin embargo, explicación a que se pixelen las imágenes de los niños fallecidos, por cierto un pixelado mínimo y, por ende, ridículo. Los niños murieron y el objeto de protección, la preservación de su imagen para evitar perjuicios futuros, desapareció. Una vez muertos no ves qué perjuicios se les puede irrogar ya no a ellos, sino ni siquiera a sus familias. Ante la igualadora muerte, que se difuminen todos o que no se difumine ninguno.
Simplemente, cosas de la inercia.
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