2013/10/22

ANTONIO MACHADO EN MIERES

Tomas un día de asueto para atenciones familiares y asuntos varios y decides hacer una parada en Mieres para tomar un café con el amigo Maxi, activo activista. En media hora repasáis la actualidad de los antiguos seminaristas, las vicisitudes municipales y ferroviarias, las últimas novedades familiares y hasta algunos enrevesados estilos literarios.

Te contó cómo en un reciente viaje a Cataluña para visitar a su hija, aprovechó para una emocionada presencia-homenaje ante la tumba de Antonio Machado en Colliure. Machado, tan alejado del envaramiento libresco.

En feliz coincidencia esa misma noche lees alguno de los artículos de Javier Marías encuadernados bajo el rótulo de “Ni se les ocurra disparar”. Tiempo habrá de dedicarle unas líneas al libro. De momento viene al pelo este duro párrafo.

Si se trasladaran a España los cadáveres de Azaña y Machado y Cernuda y se les diera aquí rimbombante sepultura junto con el de García Lorca, se estaría blanqueando a sus verdugos. La gente olvidaría pronto su proveniencia, en estos tiempos desmemoriados que lo serán más cada día, y acabaría creyendo que siempre estuvieron aquí, venerados. A la larga no quedaría rastro de las iniquidades cometidas con ellos, y se los tendría por glorias permanentes e indiscutidas. No se recordaría que, lejos de eso, quienes ostentaron el nombre de España los persiguieron con ensañamiento o los expulsaron de aquí o los asesinaron. Que sigan en Montauban, Collioure, México y una fosa común granadina es, por el contrario, el mayor acto de justicia que puede hacerse con ellos. Y también con sus verdugos.

http://elpais.com/diario/2009/03/15/eps/1237102017_850215.html

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