UTILIZAR LAS REDES

Lo normal es que en el trabajo de una empresa pública haya buen rollo en horizontal y en vertical pero siempre hay quien ve los derechos y las obligaciones unilateralmente. En una empresa ferroviaria, donde los turnos son intrínsecos a muchos trabajos, muchas veces es necesario hacer cambios, bien a conveniencia de la empresa, bien a la del trabajador. En tu empresa hubo plantilla de avisadores en otro tiempo que se encargaban de acudir a los domicilios de los que estaban de guardia cuando se les requería para una necesidad. La llegada de los teléfonos no acabó con los avisadores porque se entendía de buen grado que el trabajador no estaba obligado a disponer de teléfono particular en su casa. Más tarde las mentes se fueron abriendo -o cediendo- y el teléfono se generalizó pero no siempre de manera bilateral. Hubo quien puso teléfono 'pero no para la empresa'. En estas te tocó una situación en la que cuando había necesidad de localizar a algún a-telefónico, salvo emergencia, se desistía por lo desproporcionado del esfuerzo. Sin embargo este a-telefónico sí llamaba desde un teléfono para solicitar un cambio o agilizar gestiones. En esa tesitura tuviste que acudir a los principios de la justicia conmutativa: a Fulano no se le admiten peticiones por teléfono, ni siquiera una comunicación de baja, ya que a él tampoco se le puede avisar por ese medio. Si necesita algo que se persone.
Hoy con las muy variadas redes sociales ocurre algo parecido. Hay quien no quiere pasar por la molestia o por los riesgos de la interconexión pero quiere estar al tanto de lo que se cuece en las redes, sean utilidades o cotilleos. A ese también le tienes censurado: por ti no se va a enterar de lo que circule por cyberespacio que le pueda interesar. ¿Venganza? Justicia conmutativa.