Decía Santa Teresa que Dios andaba también entre los pucheros. Es posible que algo de eso haya. Por ejemplo hoy, como motivo del encuentro anual de antiguos seminaristas, se comenzó con una misa y se terminó visitando la cocina y la trastienda del restaurante anfitrión.
Por lo visto, de acuerdo con el calendario litúrgico, tocaba hablar de la Santísima Trinidad; difícil papeleta para el páter del curso a quien correspondió dirigir unas palabras. Menos mal que nos alivió con anécdotas traídas muy al caso que mostraban los quebraderos de cabeza de los curas honestos por explicar el misterio.
No por repetida deja de ser emocionante la espera por quienes se sabe que vendrán, con la ilusión de que asome alguno de los neófitos o, cuando menos, poco habituales.
Como sería prosaico describir los excelentes entremeses y el muy buen menú elegido para la ocasión, no caes en ese desatino.
Terminó la encuentro con una visita a las habitaciones del hotel avistando la capital de Laviana; a la trastienda el restaurante, a los almacenes, a la sala de refrigerados, y al bajo cubierta donde se sueña con proyectos de ampliación y mejora, y donde se plantearon las primeras propuestas para el encuentro del año que viene.
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1 comentario:
Ni Dios, ni el Espíritu Santo han hecho mucho por el Sevilla. Habría que plantearse la existencia de Dios y no se hasta qué punto abandonar la vida de seminarista es darle la espalda a Dios, ese dios que permite que mueran los inocentes. Pero es una forma de vida, como la de político.
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