Es una desgracia lo que ocurrió el domingo por la mañana en la fiesta de Huerces, una aldea de Gijón. Una chica de veinte años, de la comisión de festejos, si no de derecho sí de hecho, murió como consecuencia del lanzamiento o de la explosión de un o unos voladores, motivado o no por haberlos lanzado desde una carroza en movimiento, que volcó y la aplastó.
El padre es el presidente de la comisión de festejos y toda la familia organiza, o al menos, colabora desde siempre en la fiesta del pueblo.
Dice el padre que “lo que hacíamos era para el pueblo, no me pesa” y que “nadie es responsable, de haberlo seríamos todos”.
Lógico, es lo que dicen los sentimientos. Mejor así que cargar con algún tipo de responsabilidad moral. Es asumir con naturalidad las consecuencias negativas de cualquier actividad de riesgo, pero no siempre se piensa así porque cuando la responsabilidad se aleja del círculo afectivo del damnificado, las palabras suelen ser otras: que se haga justicia, que pague el culpable, no, no es por venganza, es para que nunca más vuelva a pasar una cosa así. Es lo que se dice. Es lo que se oye pero sabes que va a volver a pasar.
Por desgracia el dinero sirve también para medir culpas, acallar conciencias, baremar responsabilidades.
La última palabra la tendrá el juez, aunque nadie pida ninguna indemnización económica, pero veremos si alguien habla del seguro de la fiesta, de la garantía de la pirotecnia. Tendrás que estar atento.
2 comentarios:
Si no hicieron drama familiar ni le echaron la culpa a nadie, "no la querrian mucho". Esto seguro que tambien se escucharia. Perdon por la malicia y las tildes, pero en la perfida albion no se estila. Voy a beber tiiiiiiiii.
Si quieres saber más de Albión o Gigia, te recomiendo LA VOZ DE LUG de TOTI MARTÍNEZ DE LEZEA. Cuesta unos 10 eurines o menos en el Fnac de Parque Prin. A mi me enganchó, y al ver tu comentario, Nenina, me lo recordó.
Y seguro que quererla, la querían, pero al ser ellos mismos los organizadores, hay que buscar paja en ojo ajeno...
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