Oyes hablar de las míticas nevadas de antes, aquello sí que eran nevadas, aunque no sabes cuando era ese antes, porque para ti que ya llegaste a los cincuenta, el antes eran los sesenta, pero para los que tienen derecho a la tarjeta dorada, el antes eran los cincuenta. Para nuestros padres, el antes eran los cuarenta, aquello sí que eran nevadas y no las de los cincuenta ni sesenta, mucho

Está justificado un apunte futbolero para estos días. Lo mismo que oyes de las nevadas se dice del fútbol: aquello sí era jugar, no estas mariconadas y tácticas, lo bueno era antes, cuando se jugaba patadón parriba, por utilizar el latiguillo que atribuyen a Clemente.
Como siempre, oír, ver y callar, cautela, escepticismo, desconfianza, nada nuevo bajo el sol, abajo el adanismo, el pensar que acabamos de inventar algo.
Viene esto a cuento de que hace unos días, terminaste por fin un tomo de las Obras

No te esperabas a Cela de comentarista deportivo pero ahí lo tienes resumiendo en unas pinceladas la derrota de España contra Italia. Ya entonces se apelaba a la raza:
“Es doloroso pensar que nuestra ciencia futbolística, esa ciencia que tampoco hemos aprendido demasiado, ha dado al traste con lo que nos había servido para ganar en Amberes o para morir gloriosamente en los partidos de Italia”.
El mito entonces era Amberes, hoy, a falta de éxitos más recientes, sigue siendo la Eurocopa de 1964 contra la URSS.
Y encuentras el siguiente párrafo que parece de hoy y es de 1949 ¿pero 1949 no era nuestro antes? “cuando el fútbol era un deporte universitario y casi de minorías se jugaba con el cálido corazón, mientras que hoy, cuando el fútbol ha llegado a ser un deporte popular y multitudinario, se intenta jugar con la cabeza fría, y claro es, no sale”.
Nunca más batallitas del abuelo, al menos en lo tocante al clima y al fútbol.
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