Es jueves. Son las siete y media de la tarde. Vas caminando sin prisa ninguna por el Parque San Francisco camino de la Biblioteca. Te fijas en un perrito que mea encima de uno de los soportes metálicos clavados en el suelo sobre el que mañana instalarán una carpa para la Feria de A
La dueña de la perrita es muy conocida de toda la familia, pero era de noche, no la distinguiste a la primera y no la esperabas por allí. Cuando os encontráis por la calle, siempre os paráis a saludar aunque vayáis con prisa.
Esta vez, aunque teníais todo el tiempo del mundo, su giro de cabeza delató tu gesto y no hubo conversación.
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