Leíste de dos saltos un breve cuento de Gonzalo Torrente Ballester que encontraste en una estantería, y no sabes cómo llegó hasta allí, quizá se lo habrás regalado a tu hija y estará pendiente de recogida o quizá sea un lejano obsequio que la empresa ferroviaria reservó para algunos viajeros distinguidos. El caso es que cayó en tus manos al azar y lo aceptaste como paso previo a otras lecturas más contundentes.
Este cuento oscila entre la autobiografía y la imaginación, a veces con los papeles cambiados: "Fue una batalla muy dura la del sentido común contra la fantasía del pueblo". Efectivamente, el autor intentan manejar y dirigir el relato dentro de la verosimilitud pero a veces a los pueblos les conviene ilusionarse con sirenas de verdad.
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1 comentario:
Yo tambien creo que las más de las veces conviene ilusionarse con seres de verdad, las quimeras ya nos las imponen desde que nacemos y luego nos tiramos toda la vida queriendo alcanzarlas.
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