No crees que el periodista reflejara con fidelidad el estado de la gente. Simplemente piensas que la gente no quiere v
La lectura de esa noticia te recordó que unos días antes, concretamente a las ocho de la tarde del 28 de junio, cuando ibas de retirada, después de dar una vuelta por la Corrada del Obispo, te encontraste con una persona tirada junto a unos cubos de la basura.
Estuviste observando a distancia un buen rato, observándolo a él (se movía) y observando a la gente. A veces algún peatón dudaba, miraba para los alrededores, si iba con alguien lo comentaban y miraban si eran observados; alguno hizo ademán de sacar su teléfono móvil. Tu tampoco hiciste nada, simplemente te quedaste a distancia como si estuvieras esperando a alguien o haciendo tiempo.
Supones que ya alguien habría llamado, pero después de diez minutos decides ponerte en contacto con el 012, cuentas lo que ves, das el nombre de la calle y concretas que es en “Alcalde García Conde”, en el número 5, junto a la sidrería La Noceda.
Pasa el tiempo, paseas arriba y abajo, no ves llegar ninguna ambulancia ni ningún coche de la policía. Te entran dudas sobre el nombre de
Te desplazas un poco para estar cerca del número 5 de la calle Alcalde García Conde por si apareciera algún vehículo policial o médico por ese número, pero sin perder de vista al mendigo. Como pasan quince minutos vuelves a llamar al 012 para rectificar la ubicación y entonces te dicen que ya tienen conocimiento, pero que esa persona rechaza la ayuda. No sabes si es el mismo Aurelio que saldría unos días después en la prensa.
Piensas en la solidaridad, en el compromiso, en la libertad individual, en los centros de acogida, en los impuestos, en las desigualdades, en la suerte y en la mala suerte, en los siquiátricos, en la antipsiquiatría y también en el esfuerzo individual de cada uno, porque unos metros más abajo ves salir del portal a un ecuatoriano que te tiene admirado. Lo conoces porque tenéis coincidido en el cibercentro de La Lila. A est
Vuelven a rondarte las mismas ideas: el tesón, la suerte, y te acuerdas de Spencer y los evolucionistas y su teoría de “La lucha por la vida”.
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