La comida anual de criadillas de toro que con tanto interés organiza el compañero César todos los años en Casa Pachu en Moreda, da lugar para un tratado de psicología o simplemente para esbabayar un poco.
Da para pensar sobre el nacimiento de las tradiciones, su persistencia, la tensión entre las resistencias al cambio y las imprescindibles actualizaciones, el coste económico, el liderazgo y el manejo de situaciones.
Con cerca de veinte años de tradición se pasó por todas las fases: años de más afluencia y de menos, de vino y de sidra, años de cambios en el menú (algún año se comió cordero, con el incremento económico correspondiente), años de cánticos y guitarras y años de silencio, años con y sin jubilados, con y sin trabajadores externos. 
En este momento quieres hacer hincapié y rendir homenaje a quienes se apuntan a las criadillas pese a no llegar a catarlas, como tampoco prueban la morcilla verde (que es otro de los platos imprescindibles). Curiosamente no son chancletas, son gente con criterio que no se dejan fácilmente arrancar por la corriente, gente que antepone otros valores a la pura conveniencia individual. 
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