Por cierto, en la última encuesta sobre lectura, el 12% de los libros se lee en soporte digital y concretamente en el móvil el 6%, dato este último que a uno le extraña.
Rosa María Mateo está a punto de dejar su puesto de administradora única de TVE, cargo que desempeñó de una forma muy diferente a lo que uno esperaba porque sabía de su soltura ante las cámaras, de su voz convincente, de su apostura clásica, pero para uno era nada más que el típico busto parlante.
Lee uno en varios periódicos que El Corte Inglés anuncia la salida de 3.000 trabajadores de la entidad. Seguro que El Corte Inglés, en la nota de prensa que habrá emitido su departamento de Comunicación, utilizó la palabra 'salida', pero el redactor debería traducirlo a término menos eufemístico. El caso es que muchos periódicos copiaron literalmente el comunicado. ¿Hay que alegrarse o hay que entristecerse? Los grandes almacenes tienen el apoyo del público y, por supuesto, de sus propios trabajadores, pero reman contra las fuerzas vivas del comercio de proximidad y todo eso del entramado urbano. Uno se siente cómodo en una gran superficie: no nota en el cogote la mirada del dependiente, que a su vez siente encima la mirada de su amo o ama que le conmina a que averigüe qué quiere ese señor que acaba de entrar. En los grandes almacenes uno puede deambular con libertad, tocar el producto si es de los tocables y hasta probarlo, y no siente por eso ningún compromiso de compra. Después puede acudir a otra tienda de proximidad o a internet.
Sigue uno pasmado con el derroche del rey Juan Carlos, que no tiene para pagar impuestos. O es un gorrón. Tantos años de despilfarro y uno sin enterarse. ¿Por quién iba a saber uno sus andanzas?
A Javier Sampedro le parecen puntillosos los alemanes que están rechazando la vacuna de AstraZeneca porque solamente tiene un 70% de garantías de éxito. Le parece al autor que hay que mirar los grandes números, que si todo el mundo se la pusiera, el 70% de la población estaría cubierto y protegido. Uno cree que es mucha generosidad. Un 70% no es lo mismo que un 95%. Si uno perteneciera a una familia muy numerosa, pongamos de doce miembros, un setenta por ciento cubriría a ocho y pico miembros y, como familia, podría uno apostar, pero poner cara de risa a una vacuna con ese moderado porcentaje de acierto es para hacerse el alemán.Interesante el artículo de Quim Monzó sobre la discriminación de las vacunas.
Lee uno en El País que el conocido como colesterol bueno no lo es tanto. Está uno vendido a los medios y supeditado a su rigor. Y confundido con tanta información médica contradictoria hasta el punto de que está tentado de atenerse únicamente a las propias impresiones: 1/ la grasa, el alcohol y el azúcar no deben de ser buenos; 2/ practicar ejercicio con moderación seguramente será beneficioso; 3/ habrá que tener cuidadín con todas las carnes y todos los pescados porque lo que hoy es blanco mañana pasa a gris y después a negro. Y poco más.
Carmen Posadas, en su columna de XLSemanal se confiesa seguidora de algunas telenovelas, por ejemplo de Cristal. También uno las siguió por aquella época. Y Falcon Crest, pero era por Melissa. De Cristal o de La Dama de rosa recuerda aquel caballero maduro enamorado de una dama también madura a quien declaraba galantemente su amor regodeándose en recordar con ella cómo había nacido todo hasta que ella le indicaba: "No me lo cuentes desde el origen del hombre", frase que la santa de uno todavía le dice hoy para que abrevie a la hora de contar algo.
Terrible el secuestro de 300 jóvenes en Nigeria, tragedia relegada a una página interior en la mayor parte de los periódicos, si la incluyen. Son 300 jóvenes, que tienen padres, madres, hermanos...que se quieren como los europeos, como los blancos.
Una juez no dejó caer en saco roto un hilo que puede conducir hasta Anglés, uno de los asesinos del crimen de Alcàsser. Si es una diligencia rutinaria para acallar a la opinión pública o sigue con tenacidad las pesquisas, lo sabremos
***
Uno es lector de periódicos posiblemente desde que tenía uso de razón. De guaje ya entraba en casa La Nueva España, y seguramente aquello suponía un sacrificio económico importante para la justina economía doméstica. Los lunes se recibía la Hoja del lunes de Gijón, lo que determinó que uno se hiciera del Sporting, ya que era el equipo del que se informaba los lunes por la mañana. Quizá también se debiera a que el padre de uno había trabajado en Gijón y se hizo de equipo.
Quedó uno muy sorprendido cuando un amigo del pueblo le habló de un periódico exclusivamente deportivo, no recuerda si era el As o el Marca. Uno creía que solamente había un periódico en el mundo, que era su pueblo.
En el colegio algún cura recortaba las noticias del periódico -Región normalmente- y las clavaba en un corcho, con lo que uno estaba medianamente informado. Nunca faltaban las Gotas de tinta de Ricardo Vázquez Prada. La avidez lectora era grande porque uno desclavaba la chincheta para ver que noticia o trozo de noticia se ocultaba en el reverso. Cuando uno creció, en la sala de juegos se recibían al menos Informaciones y Ya, que era lo avanzados que se podía ser.
Cuando se comenzó a publicar Cambio16, uno fue lector habitual, como antes lo había sido de Cuadernos para el diálogo, Triunfo, La Gaceta Ilustrada o Sábado Grafico. También de El Hermano Lobo más que de La Codorniz. Más tarde uno fue incondicional diario de El País durante muchos años, y lo simultaneó con La Nueva España. También fue comprador de Asturias, Diario Regional, el poco tiempo que subsistió, y lector cuando podía, de La Voz de Asturias, desde una vez que Faustino F. Álvarez dio una charla en el colegio. Contó en aquella ocasión que el poder limitaba la venta de La Voz suministrando menos papel. Defendía como más liberal a su periódico, pero con una excepción: que si había un problema laboral en las empresas del mismo accionariado que La Voz, en ese casó había que informarse incluso por la prensa del Movimiento. De La voz procuraba uno no perder los artículos de Lorenzo Cordero o de Mario Bango.
Hace unos años abandonó uno El País y pasó a leerlo únicamente por internet, pero sigue siendo paisista declarado y devoto de sus firmas históricas: Vázquez Montalbán, Manuel Vicent, José Sámano, Llamazares, Maruja Torres, Rosa Montero, Alex Grijelmo, Haro Tecglen, Juan Cueto, Millás, Leontxo García y el ajedrez, el gran Joaquín Vidal de las crónicas de toros, aunque uno está contra los toros pero leía sus joyas literarias. Sintiéndolo mucho veta uno a Almudena Grandes y a Pepa Bueno, no por mujeres, sino por parcialísimas.
Está uno suscrito a la edición en PDF de La Nueva España, y lo que cae libremente del resto.
Como complemento y contrapeso, procura ir a los bares que tengan El Comercio. A este periódico se aficionó uno en los cinco años que trabajó en Veriña porque lo traían compañeros de Gijón. Si no había tiempo para más, el artículo de Carantoña era de obligada lectura. Alguna vez pensó uno si suscribirse a su edición digital, pero entonces no haría uno otra cosa en todo el día, y hay más cosas en las que ocupar el tiempo.
Por no dejar alguna curiosidad en el tintero, uno leyó el Reader Digest en La Romía, porque los parientes de Madrid traían varios números atrasados y los dejaban en la casa de los tíos, que llegaron a aprender algunos artículos de memoria. Si hubieran podido estudiar...
Como uno se extendió sobradamente en el monográfico anterior, apunta únicamente aquello que había anotado para comentar. Como, ateniéndose al ciclo del eterno retorno, los asuntos vuelven, no tardará mucho la ocasión de comentar aquellos puntos que uno había anotado antes de dar con el artículo del Defensor del País, que le trastocó los planes. Eran estos: que el PP local de Gijón quiere ser más combativo, que el nuevo rector de la Universidad quiere implantar un mapa de procesos (¡madre mía, que inutilidad, negocio para alguna consultora!); que CC.OO. respalda a la empresa Orovalle ante la multa de 25 millones por vertidos; que Xuan Xosé Sánchez Vicente no ve salida a la excesiva protección del hórreo; que Irene Montero dice que habrá ley sí o sí del solo sí es sí; que El País editorializa sobre los problemas de los jóvenes, así que algo valió la bulla...
No hay comentarios:
Publicar un comentario