No te hacen demasiada gracia los perros, lo apuntaste al
hablar de Excalibur y en cuanto tienes ocasión, pero tampoco te estorban si se comportan sus
dueños. No es óbice para que estés contra el maltrato animal,
concretamente contra el o los autores de la fechoría cometida hace unos días sobre
un perro que apareció ahorcado en las proximidades de Casorvía/Casorvida, donde tienes varios conocidos.
De momento no sabes quien o quienes son. Te gustaría saberlo
aunque no se pueda probar ante la autoridad competente, judicial por supuesto.
Mejor opinar y escribir sin conocer al autor, así estás más libre de ataduras mentales. De conocer su filiación, seguramente aplicarías una
inmerecida autocensura que casi siempre encuentra una disculpa o una comprensión
para los de la bandería propia.
Nunca le caerá una pena demasiado onerosa ni duradera. Merecería,
sin embargo, un vitalicio reproche social.
2 comentarios:
El respeto a la vida. Una foto dura. El carnicero matarife consuma el acto de quitar la vida, por tradición antes y por calidad en la carne ahora, se le quieren evitar sufrimientos gratuitos al animal. Esto de colgar a un perro es un acto salvaje. No se si han disfrutado viendo al perro agonizar con sus últimos estertores. No se si alguien así tiene la libertad, sin ningún remordimiento, para hacer lo mismo, con una persona. Quizá puede acosar y matar a su cónyuge cuando se canse de él. Quizá puede ahorcar a su jefe si éste le reprende de manera contundente. No se si este comportamiento, esta forma de ser, tiene mejoría en un centro correccional-penitenciario. El acto en sí mismo es repugnante y cruel. Es de gente sin sensibilidad, sin emoción, sin sentimiento, la que puede hacer algo así, porque hay alternativas como una inyección letal o un tiro, que a un cazador no le costaría nada. Un vitalicio reproche social merecen también los corruptos en política, a los que nunca les caerá una pena demasiado onerosa ni duradera.
Desprecio (y castigo) merecen los que desprecian así la vida de un animal.
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