No sabes si escribiste algo cuando el atentado de París (o los atentados, son tantos que ya no lo recuerdas y eso que no pasó tanto tiempo), en esta ocasión no vuelves la vista atrás, por lo tanto no sabes si te vas a repetir o, por el contrario, dirás algo nuevo. Sirve también para el o los atentados de Londres o para el o los de Madrid. Los de las torres gemelas te quedan ya algo lejanos geográfica, temporal y sentimentalmente.
También se registraron atentados sangrientos en África y en Asia, pero tienen por estos lares menos repercusión, y no quieres ver en ello algo peyorativo porque tampoco aquí se presta demasiada atención, y es comprensible, al arte o a la historia japonesa o china, por muy punteras que sean sus economías. Además, no iba a ser este el motivo de esta entrada, pero a veces la pluma o la tecla vuelan libres.
Mal pronóstico tenemos en el mundo occidental, en Europa en particular, para enfrentarnos contra el terrorismo islámico, sí, islámico; llevamos demasiado tiempo matizando más de lo razonable y el enemigo está dentro geográfica e intelectualmente. Alguien desde la izquierda justificará (con la disculpa de explicar) los atentados basándose en la existencia de pueblos oprimidos o explotados. Es curioso que se justifiquen unos atentados que reivindican la supremacía totalitaria islamista a la vez que se cercena económicamente al muy moderado cristianismo occidental. De lo que haya ocurrido en tiempos de la Inquisición no te sientes ni heredero ni responsable.
ResponderEliminarMucho me temo que la Sociedad occidental se ha especializado en mirarse el ombligo mientras sus dirigentes hablan mucho y hacen poco o nada.
En casos como este, solo nos queda lamentarnos y ponernos el lazito negro. Pero ya os aseguro que ni eso, ni las redes sociales ni los tertulianos de las TVs van a solucionar el problema.
Mis condolencias a familiares y amigos de victimas y heridos.
Saludos.
Ante cuestiones de seguridad ciudadana no basta la tolerancia, no bastan los discursos condenatorios, un atentado terrorista -sea por fanáticos reivindicalistas del propio país, sea por terroristas de un país extranjero- hay que ser contundente. Aunque algunos países estemos invadidos por una potencia extranjera, no podemos consentir que el terror amenace nuestra libertad. No se entiende que vengan los romanos a desempedrar las calzadas romanas, ni que los árabes se quieran llevar la alhambra piedra a piedra. Estamos muy bien domesticados porque estamos acostumbrados a que nos pisoteen nuestros derechos, a que nos estallen las bombas de los terroristas y que los terroristas quede libres. No se para qué tantos ejércitos y tantas fábricas de armas, si no podemos defendernos contra estos asesinos, cuando ellos disponen de arsenales para atacar cuando quieren contra quien quieren, indiscriminadamente.
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