Embutido en sus pantalones blancos, que tiran a ajustados, pasa
largos ratos en la estación central sin moverse demasiado de una zona acotada,
muy próxima a los servicios públicos. Muchas veces permanece estático mirando
la pantalla verdosa que anuncia puntualmente la hora de salida de los trenes y
la vía de estacionamiento. Crees que tendrá ya los horarios en la cabeza, salvo
que esta habite realmente en otro sitio. Pensándolo bien, su edad será parecida
a la tuya, aunque a bote pronto te parezca algo mayor porque tiendes a ser
benevolente con la edad propia y la de los tuyos. Un cabello pobremente
engominado corona su tez morena, surcada por profundas arrugas que mantienen
vivo el recuerdo de las viruelas.
¿Quién será ese personaje? Nada mejor que preguntar a esa
limpiadora de confianza, que todo controla.
Al leer la ración diaria de Vargas Llosa, El sueño del
celta, te acuerdas del personaje de los pantalones blancos.
Esa tarde, volvió a los baños públicos. Tuvo mejor suerte
que el día anterior. Un moreno forzudo y risueño, al que había visto levantando
pesas en la sala de ejercicios, le sonrió. Cogiéndolo del brazo, lo llevó a una
salita donde vendían bebidas. Mientras tomaban un jugo de piña y plátano y le
decía su nombre, Stanley Weeks, se acercaba mucho a él, hasta rozar una de sus
piernas con la suya. Luego, con una sonrisita llena de intenciones, lo llevó
siempre del brazo a un pequeño camarín, cuya puerta cerró con pestillo apenas
entraron. Se besaron, se mordisquearon las orejas y el cuello, mientras se
quitaban los pantalones. Roger observó, ahogándose de deseo, el falo negrísimo
de Stanley y el glande rojizo y húmedo, engordando bajo sus ojos. «Dos libras y
me lo chupas», lo oyó decir. «Después, te enculo.» Asintió, arrodillándose. Más
tarde, en su cuarto de hotel, escribió en su diario: «Baños públicos. Stanley
Weeks: atleta, joven, 27 años. Enorme, durísimo, 9 pulgadas por lo menos.
Besos, mordiscos, penetración con grito. Dos pounds».
Dios! qué pornográfico!!!.
ResponderEliminarAl principio pensaba que lo estabas viendo tu en la estación de Oviedo, siembpre solía haber "mirones" en esos sitios..
ResponderEliminarEspresándolo así, me pones
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